miércoles, 2 de marzo de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las cumbres

Las cumbres están blancas. La nevada de hace unos días les ha puesto una mantilla de vainica doble, con pespuntes largos y espesos. Las cumbres quieren ser nubes quietas. Las cumbres están paradas; las cumbres no son nubes.

Desde la carretera las veo en la lejanía. Primero fue La Torrecilla. Es la que menos nieve tiene. Normal. El sol de estos días le ha pegado fuerte y ahora, desde aquí son pinceladas, solo pinceladas blancas.

Desde más lejos como por donde sale el sol pero un poco más abajo se asoma La Maroma. Juega en equilibrio entre las tierras de Málaga y Granada. La Maroma dicen que es el pico más alto de los que hay por aquí.

Ya se ha ido la nieve de El Torcal. Este año ha durado poco, tan poco que casi ni la hemos visto. Un hombre hablaba esta mañana que cayó en La Joya y en Los Nogales pero que no cuajo. Se quedó un poco más alta. Los Nevazos y los Prados de Eslava – donde nace el arroyo de las Piedras - sí amanecieron blancos.

La Huma no se ha sumado a la fiesta. A la Huma ahora se puesto de moda subir andando. La excursión dicen que es de ensueño; los paisajes, también. La sierra tiene muchos encantos. Solo hay que subir, verlos y gozarlos.

Siempre he dicho que si Carlos de Haes hubiese andado por estos contornos (por la Sierra del Valle, por las Angosturas, por Los Colorados, por La Parda…) ahora sería conocidos universalmente como lo es el Desfiladero de Pancorbo.

A media mañana cantaban los chamarines a pecho descubierto. El sol se filtraba entre las hojas de los naranjos. Los verderones dan voladas cortas, cercanas: buscan su rama. Arrullaban las palomas en el brocal del pozo.


Se han vuelto descaradas las florecillas del camino. Hay una paleta de colores lilas, violetas, morados, rojos, amarillos, azules, celestes… Ya se han brotado las parras. Son tallos tiernos, minúsculos; son tallos que encierran el racimo divino que irá a formar parte de la mesa del Corpus… Dios le ha abierto su mano al campo.

1 comentario:

  1. El refranero, que es tan listo él, dice que, “Cuando marzo vuelve el rabo, todavía al invierno no se le ve el cabo.” Pero, estamos hoy a dos de marzo y parece que estemos en abril, por lo menos. Aquí la gente, ya se ha despojado de abrigos y jerséis y mis tortugas - que son el mejor oráculo del tiempo - han salido esta mañana de sus escondites, con el ánimo de comerse cuanto encuentren. Lo único blanco que hemos visto este año por aquí, han sido la flor de los almendros, que – engañadas - salieron en diciembre...

    ResponderEliminar