Viento de febrero, alocado, suelto; viento que
llegas y no avisas y arrancas las tejas de los humeros y ulalas en las esquinas
y te vas y, luego, te vuelves. Viento que agita las ramas y recoge a los
pájaros, ¿dónde? No lo sabemos.
Arrancó de madrugada. Debía venir de lejos. Traía
malas ideas. Arreció contra el quicio de las ventanas; gemían los cristales;
tiritaban las puertas y él seguía a los suyo. Soplaba como dios en cólera, sin
misericordia, sin remordimientos.
Viento de febrero que ha desencadenado alertas. Ha
levantado olas de un montón de metros. ¡Con lo bonitas que están las olas
cuando llegan al rebalajes con un puñado de sueños y los deja allí, plácidas
para que jueguen los niños cuando lleguen a verlas!
Dice el hombre del tiempo que es un temporal que
viene del Atlántico norte, que ha nacido frente a Terranova y con influencias
de otros vientos que arrancan en el polo y por eso corta la cara con raciones
de frío y hace que gusten las bufandas, y los pañuelos de cuello, y el
sombrero.
Tiene mal cartel febrero. Siempre, el mejor piropo
que ha recibido es tildarlo de loco y para colmo éste se nos ha vendió bisiesto.
O sea, malo; doblemente, malo. En el campo no quieren los años bisiestos.
Los viejos, que saben un montón de muchas cosas,
dicen que en los años bisiestos vienen muchas cosas que no se desean. Éste ya
se ha descolgado con un par de maremotos en el mar de Albarán, una cuantas
tormentas, granizos y, en Madrid, unos que se dicen titiriteros. De esos, mejor
ni hablar. Que sigan vendiendo su cuento, que nada tienen de titiriteros.
Ustedes me entienden.
Están agitadas – como las ideas de algunos – las
ramas de los árboles. Se agarran al tronco. Esta mañana he visto cómo algunas
no han podido aguantar tanta fuerza y
estaban desparramadas por el suelo. Mostraban la impotencia de eso que sopla,
que arrastra, que se lo lleva todo y que llamamos, viento.
Aquí también llegó. Era un frente - decían los meteorólogos - pero, hay muchos frentes en este país, aunque hay aun mas zoquetes. Una alcaldesa, de una urbe muy importancia - sin pajolera idea de derecho - ha dicho, que los titiriteros en la cárcel “son un exceso del juez”. La bolsa cae estrepitosamente y la “prima” - esa que pagamos todos - sube y otro político, lerdo en economía, dice que “es la coyuntura”. Un golpe de mar se lleva a un niño de 20 meses en Asturias...¿Y sus padres ?. El verdadero problema, no son los frentes, sino los merluzos, los cretinos y los irresponsables...
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