La Paloma es la Virgen verbenera de Madrid; la
Almudena, la patrona. Jesús de Medinacel, el Señor de Madrid. Mueve devoción,
pasión, veneración. A su pies, a cualquier hora del día, hay un chorreo de
gente que va y viene. ¿La fe del carbonero? ¡Quién sabe qué hilos se mueven
dentro de cada persona!
La talla se venera en la iglesia del mismo nombre.
Conforme se baja por el Barrio de las Letras y antes de desembocar en la Plaza
de Cánovas, en Paseo del Prado que une Atocha con Cibeles. A tiro de piedra, el
Palacio de las Cortes y, casi enfrente, el Museo Nacional del Prado.
La talla es obra del taller de Juan de Mesa. Barroco
pleno sevillano. Maravilla única. Un Señor moreno, humillado, maniatado. Es el
momento de presentarlo al pueblo. “¿A quién queréis que crucifique?”. “No me
mueve mi Dios para quererte…” Eso. La gente habla a su Dios en sus adentros; la
gente escucha a su Dios en sus adentros…
La imagen está unida a leyenda. Los capuchinos la
llevan a La Mamora, al norte de Marruecos, desembocadura del río Sebú. La
ciudad cae en manos musulmanas. Profanan la imagen. Los Padres Trinitarios ofrecen al
sultan Muley Ismail su peso en oro por el rescate. Lo consiguen. La imagen
porta, desde entonces, en su pecho un escapulario con la cruz roja y azul
trinitaria.
Un fraile capuchino orondo y de barba blanca cruza
por la Basílica. Calza sandalias; los pies descubiertos. Hay gente sentada en
los bancos. Desde el altar, en el lado del Evangelio, otro fraile desgrana una
letanía. Tiene una voz ronca y atronadora. La
gente musita entre labios responde.
Cada viernes se abre la cripta. La gente hace cola.
Sube al camarín. Entra por una puerta, pasa ante la imagen y sale por la otra.
El primer viernes de marzo la cosa va a más. Es tradición del pueblo madrileño
acudir. Deposita tres monedas; pide tres
cosas.
-
¿Tres cosas?
-
Sí, pero no se puede pedir dinero.
-
¿Y las concede?
-
De tres, una…; ¿usted es creyente?
-
A ver…, ¡Señora!
Veo Pepe, que ya andas despidiéndote de Madrid. Conociéndote, hoy haces una especie de “hasta luego” a lo que mas te llena, la imaginería y temas vinculados a la fe. Hoy eso no se lleva. Una de las características de las crisis, es la perdida de valores y referentes y en España, en eso, nos llevamos la palma. Conoces de sobra lo que pienso de lo que cuentas, pero admiro sinceramente a la gente, que es fiel a si misma y sus convicciones. No te digo mas, porque ya sabes a que me refiero...
ResponderEliminar