Madrid en invierno tiene un encanto especial. La luz,
hilos de miel tamizada, se cierne entre las ramas desnudas. Febrero, este año,
ha venido atípico. Al amanecer hace frío en la calle. El helor corta la cara. Está fría el agua de las
fuentes; picotean algunas palomas por el parque. Los árboles están desnudos;
pelados.
No hay flores en los parterres de las ventanas ni en
las medianas de calle. Algunos arbustos resistentes a las temperaturas bajas
escoltan, a ambos lados, las puertas de los restaurantes. Están sembrados en
macetones grandes y grises. Hay hojas secas por el suelo.
Sale un vaho caliente por los respiraderos del Metro.
Se espesa; forma una nube de humo blanco. Delata la vida subterránea que
transita por la ciudad. Están cerrados los portales. En los barrios de lujo,
algún portero de uniforme, se deja ver,
detrás del mostrador. Controla la
entrada al edificio.
La gente lleva prisa. Ha pasado una chica joven con
abrigo largo, guantes, un gorro que le cubre parte de la cabeza; una bufanda
abriga su cuello; en el brazo lleva un bolso a juego con la ropa. Los zapatos
son negros La chica debe trabajar por la zona. Camina con paso seguro.
Están cerrados los balcones. La calle es un bullicio
de coches cada vez que se abren los semáforos. Se paran; se ponen en marcha; se
paran; se vuelven a poner en marcha. Todo es un movimiento uniformemente
retardado.
Entro en un bar. Cortado y pincho de tortilla. El maestro
Alcántara acuñó: “Madrid se
desayunaba café con leche y César González Ruano”. Todo eso queda muy
lejos. Hay, en un testero, un televisor. Transmiten una tertulia. Nadie les
hace caso. Una cinta sin fin resume lo que hablan… No sé. Todo desconcierto en
España.
Avanza el día; crece el ruido de la ciudad. Es un
ruido constante, sordo, opaco. Es un runrún permanente. La gente no se para. Va
rápida. Madrid en invierno tiene un encanto diferente.
El invierno en Madrid - cuando los inviernos eran como tienen que ser - era glacial. Salíamos de la pensión, que pese a su modestia, tenía calefacción, por su “cocina económica”, que además de guisar, calentaba toda la planta. De todos modos, de madrugada, las habitaciones estaban heladas, porque no aguantaba el calor toda la noche. El desayuno, café con leche con churros o porras, que eran mas caras. En el autobús, la gente iba callada y aterida. Por suerte, la escuela tenía calefacción central. Pese a las clases,daba gusto estar allí Pepe...
ResponderEliminarHoy la poesía ha sido parte del comentario, aquí una frase que saco del escrito "La luz, hilos de miel tamizada, se cierne entre las ramas desnudas" todo poesía para enfocar a una bella dama camino de...., da igual, lo importante es que a pesar de la foto sólo nos falta el mombre.
ResponderEliminarMaravilloso relato, espero que Carmena
no lo lea o te hará quedarte allí.
Hoy la poesía ha sido parte del comentario, aquí una frase que saco del escrito "La luz, hilos de miel tamizada, se cierne entre las ramas desnudas" todo poesía para enfocar a una bella dama camino de...., da igual, lo importante es que a pesar de la foto sólo nos falta el mombre.
ResponderEliminarMaravilloso relato, espero que Carmena
no lo lea o te hará quedarte allí.