domingo, 23 de noviembre de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La leyenda de la ciudad con nombre

                     

Es una ciudad junto al mar. En los días claros, enfrente, se ve África. Está al pie de una sierra con abundantes en minerales. Tan abundantes que hace ya mucho tiempo tuvo unas minas – no sé si eran a cielo abierto o cerrado –  de grafito y, por tren, acercaban el mineral a embarcarlo en su puerto…

Es una ciudad blanca, preciosa, de calles estrechas y gente laboriosas. Hace tiempo algunos  vivían de la pesca en las aguas saladas; otros, de la minería – muy pocos – y de la fundición: El Ángel y la Constancia; y, del campo.

Lee Marvin y Clint Eastwood protagonizaron un film que hizo época; Paddy Chavesfki adaptó el guión de un musical de 1951.  ¿Argumento? Van camino del oeste, una carreta despeñada..; acuden al socorro. Al enterrar al único muerto aparece ¡oro! Nació: “La leyenda de la ciudad sin nombre”.

Otras tierras; otro tiempo. Llega un aventurero con pasado de nobleza. Encuentra ‘otro’ tipo de oro. Se llama turismo. Campañas internacionales de promoción y viene gente – como  a las minas del western – de todas partes. Famosos; famosillos, tiesos y espichaos de sus pueblos…

El oro del turismo crece y crece. Todo se multiplica. La poca vergüenza, también. Desarrollismo. Cuanto más, mejor. Crece la leyenda de una ciudad con poca ley. El pueblo tiene su parte de culpa. Con su voto lleva al salón de plenos a gente con tripas sin estrenar….

La realidad dice: dos alcaldes, no sé cuantos abogados – ¿se acuerdan, aquel de calva brillante que decía que la Ley estaba para cumplirla? Ese, también – concejales, asesores… en la cárcel. Nómina de prófugos, rehuidos…Mucha literatura; linchamientos. Como en la película,  también una mujer que comparte la ‘gloria’ efímera de uno de la partida…


“Oh, sagrado mar de España / famosa playa y serena…” Escribió Góngora. La leyenda de esta ciudad con nombre, crece: portadas de periódicos y telediarios. La voz ronca de Lee Marvin se pregunta: “sé yo dónde está el infierno?” Hay, quien ya sí se ha enterado. Ah, por cierto, la ciudad tenía  - y tiene - un mar precioso. Le pusieron: Marbella.

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