sábado, 22 de noviembre de 2014

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La vida


                                       


Un día cualquiera la vida da un pellizco en el alma. Puede que en ese momento no se perciba la importancia de lo que acaba de suceder. Es el punto de inflexión. Inexorablemente ese día se ha iniciado la cuesta abajo.

Pasa el tiempo y las cosas se ven de manera diferente. Después, la situación se acentúa. Una profunda melancolía que, a veces, se intenta disimular se adueña de todo, lo llena todo. Están más cercanos  los recuerdos… Dicen que eso es el pesimismo de la vejez.

Acabo de leer: “Aguirre, el magnífico”, Manuel Vicent (Afaguara). Me lo recomendó Barbeito. Excelente biografía del segundo marido de doña Cayetana Fitz-James Stuart a quien Sevilla acaba de despedir entre mucho llanto y más cariño.

Cuando he terminado la lectura me ha quedado el sabor y regusto amargo de quien se siente engañado. ¡Qué quieren que les diga! Tenía otra imagen del editor de Taurus, del jesuita rojo de homilías encendedoras en la progresía madrileña… Y, es que la condición humana tiene poco arreglo.

Leo en la prensa que el ex primer ministro portugués, José Socrates ha sido detenido. ¿Delito?: presunta vinculación con fraude fiscal, blanqueo de capitales y corrupción. Venía de París y…

Está muy lejos, muy lejos: “el pueblo unido, jamás será vencido”, o Zeca Alfonso  que había escrito aquello de “Grandola, Villa morena / tierra de fraternidad…” De aquella revolución con claveles en las bocas de los fusiles queda un máximo gobernante camino de la cárcel. Otro más.


Está la tarde gris. Gris de un otoño plomizo que amaga lluvia pero no llueve, de  viento, a veces, racheado y que uno quiere que se lleve muchas cosas. Ya ven: falsos duques de oropel, gente en llanto. No hay esquinas con amigos; al pueblo no se le hace ni puñetero caso. Será que la vida da pellizcos al alma o que uno se va haciendo viejo. ¿O, las dos cosas a la vez?

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