viernes, 30 de diciembre de 2022

Unahoja suelta del cuaderno de bitácora. Que asoma porOriente


                            


30 de diciembre, viernes. Acaba de presentar su última obra – por ahora – Salvador Pendón. La ha titulado Que asoma por el Oriente... La fiesta de Verdiales. Memorias y reflexiones. Podemos coincidir en que el título puede parecer largo, pero cuando se bebe unos sus páginas, entonces aflora un pensamiento: se ha quedado corto.

Ha escrito Salvador algo más que un libro, algo menos que unas memorias, algo así como un deshoje de las hojas del árbol de la vida que este hombre ha vivido, ahora ya en la madurez, desde niño, hasta el punto de que como que sin cortar el hilo de Ariadna porque los Verdiales sí tienen salida, no se llega nunca a desmadejar el tejido de Penélope.

De entronques griegos (nos podemos remontar al Ática de los siglos IV y V a. de C.) perdernos entre si árabes y andaluces o si el flamenco y los Verdiales, con mucho de saturnales paganas que han sobrevivido al paso del tiempo. Da igual. El hilo conductor es el cante y el baile que el hombre necesita en su expresión.

El lector cuando abre el libro puede tener la sensación de que está hojeando y ojeando que las dos cosas van de la mano la sabiduría popular que se expresa, como descanso del trabajo, porque en el campo ‘se trabaja y mucho’ que el hombre precisa para dar salida a su expresión espiritual más sublime:  “De las fuentes cristalinas / salen los arroyos caudalosos,/ pa dos que mucho se quieren / caminos largos era cortos”.

Tiene el autor un recuerdo para verdialeros que han tenido mando en plaza: Pepe Mayo, Paco Luca, Paco de Maroto, Pepe, Pepito,  Molina Gámez – “según mi punto de vista, en palabras del autor del libro, uno de los más importantes fiesteros  de la historia conocida de los verdiales” – Rafael Torre, Lorenzo de los Lentiscares... Por cierto, Pepito se autodefine como ‘violinero’...

Por aquello del Pisuerga que ‘pasa por Valladolid’, me quedo con tres personas -también, personajes – perotes de pro y para mí entrañables: Juan Martín, el Capitán; Juan Veneno, y Pepe Rosas, el folclorista más grande que ha dado la historia de Álora. A su gracia innata unía el baile (Pepe no cantaba), y una memoria prodigiosa. “Memoria colectiva de un pueblo”, lo definió el Catedrático de Antropología Social de la Universidad de Sevilla, Salvador Rodríguez Becerra.

No se pierdan la obra. Es un deleite. Si nos vemos, ya me dirán...

 

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