24 de diciembre, sábado. Dicen que
los pastores dormían al raso mientras el ganado reposaba y, entonces, un ángel
se les apareció y les dio la Gran Noticia. Dios – un Niño – había nacido en un
establo... Y ellos gente buena como tanta gente en el mundo se pusieron en
camino y fueron y lo adoraron porque solo se adora a Dios.
Un coro de ángeles, dicen que
cantaban algo así como gloria a Dios en las alturas y en la tierra paz a los
hombres de buena voluntad. (Para los otros, también, eso no lo dicen, pero yo
pienso que como son quienes más la necesitan...)
“Oh luz de Dios brilla en la
altura”, ilumina todas las mentes, todas, que no se quede ninguna atrás y todas,
a su modo y manera busquen el bien para toda la humanidad. Lo necesitamos un
montón. Lo necesitamos casi tanto como el aire que respiramos, como el agua – “tomada
con moderación no hace daño,” decía el maestro Alcántara – que bebemos, como el
sol que nos alumbra.
Y entonces nosotros podremos
cantar con otros coros aquello de “más hermoso que el sol bello...” y los hombres
seremos de otra manera y acabaremos con la guerra, con el hambre, con la muerte
con dolor...
Feliz Nochebuena.
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