3 de diciembre, sábado. Su
nombre, Aïsha bin Muhammad ibn
al-Ahmar, Aixa, entre los cristianos. Sus súbditos le dieron el sobrenombre de
“Al Horra” (“Honesta” o “Honrada”). Fue reina de Granada por su matrimonio con
Abu l-Hasan Alí, conocido como Muley Hacem y madre el último rey nazarí
Boabdil, el Chico, que entregó las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos,
tras la toma de la ciudad en 2 de enero de 1492.
Muley
Hacem se enamoró de Isabel de Solís, una esclava cristiana cautivada en una de
la razzias por tierras de Jaén, que se
islamizó con el nombre de Zoraida, ‘Lucero de la mañana’. La desbancó del
corazón del rey y la relegó de su posición de sultana, al mismo tiempo que supuso
una amenaza constante para la suceción de Boabdil, al trono de su padre. Con
Muley Hacem, además de Boadil tuvo otro hijo más, Abu-l-Hayyay Yusuf y una hija
conocida, también, como Aixa.
El
rey, entregado a los amores con Zoraida, la encerró conjuntamente con sus hijos
pero con la ayuda de la servidumbre pudo escapar, de noche, descolgada por unas
sábanas anudadas.
Granada
era un hervidero de traiciones e intrigas. Dos partidos, Zegríes, partidarios
de Muley Hacem y los Abencerrajes, de Boabdil lucharon encarnizadamente entre
ellos. Aixa se alió con los
Abencerrajes, eternos enemigos del rey Muley Hacem para participar en una
conspiración que lo destronara. El golpe de estado tuvo éxito y Aixa consiguió
poner en el trono a su hijo Boabdil. Pero las rencillas internas continuaron y
debilitaron aún más la peligrosa situación en que se encontraba en reino de
Granada.
Fue
una mujer de estirpe real, de mucho temperamento, inteligente, de gran valentía
y arrojo, y muy dominante en su vida palaciega y política, se imponía a todos
en la corte. Tras el derrocamiento de Boabdil, se cuenta – es leyenda – que, en
el camino, al volver la mirada y ver por última vez la Alhambra desde la
lejanía, en el paraje denominado el Suspiro del moro, le dijo a su hijo: “llora
como una mujer lo que no supiste defender como un hombre”. Lo acompañó por la
Alpujarra y luego hasta la ciudad santa marroquí de Fez donde se pierde su
rastro.
Bibiligrafía:
FERRER VALERO, Sandra. Mujeres en la Historia
MERNISSI, Fatema. Las
sultanas olvidadas. La historia silenciada de las reinas del islam,
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