31 de diciembre, sábado. Las
noticias de Roma son dolorosas. Dicen que el Papa Benedicto ha muerto.
Inexorablemente los años pasan. El tiempo no perdona. Decía Quevedo – creo que
no me equivoco en la cita – que “todas las horas hieren, la última mata”. El
Papa es un ser humano. A veces, algunos no muy lejanos en el tiempo, no lo han
parecido. Otros, en cambio, sí fueron demasiado humanos. Cosas que pasan.
Recuerdo la elección de
Benedicto. Todo eran comentarios – la mayoría de las veces infundados, como los
que le hicieron al Pablo VI – exhaustivos y muy duros. Me viene a la memoria
ahora uno que hablaba algo así como que los católicos pedían un Pastor y Dios
había concedido un pastor... alemán en referencia al perro guardián ¿Puede
haber más crueldad?
Un periodista comentó del
entonces todo poderoso cardenal de la Curia que era un hombre de hondísima
formación intelectual, un gran teólogo y muy humano. Relataba que una tarde, se
lo encontró entre dos luces cuando cruzaba Plaza de San Pedro. En la mano
llevaba un pequeño paquete. Era una pizza para cenar en su residencia...
Recuerdo la muerte de Pio XII.
Yo era niño. Iba camino de la escuela... En la esquina de la calle Carambuco,
con el Camino Nuevo, otros niños más madrugadores venían de vuelta y anunciaban
que se habían suspendido las clases: “porque se ha muerto el Papa”.
La muerte de Juan XXIII, el
Papa venido de Venecia, fue a principios de junio. Eran tiempos de
exámenes. Uno, ya era más consciente y la agonía y la muerte del Papa Juan –
los medios de comunicación eran más eficientes – fue retransmitida por radio al
mundo entero. En España cuando murió Pablo VI – aquel Montini, arzobispo de Milán,
nos enteramos que era muy distinto al Papa que la propaganda nos había ‘vendido’.
La agonía de Juan Pablo I – también
había llegado de Venecia - se conoció por el fogonazo de la sorpresa; la de Juan Pablo II, larga, dura, tremenda. Ese
hombre, del Este marcó una época diferente a todo lo anterior.
Muere el año y con él ha muerto
un gran Papa. Muy desconocido para muchos. El tiempo lo pondrá en su sitio. Dio
bastante más de lo que recibió. Ahora comienza una época de análisis... Descansen
en paz: un mal año hecho por los hombres y un buen Papa en tiempos difíciles.
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