9 de diciembre, viernes. Llegó
el día. Llegó ese momento en el que uno muestra a los demás sus sentimientos,
su manera de ver las cosas, su investigación de horas en archivos, de husmear
en papeles viejos donde se acurrucan el polvo, los años y el olvido… ¡qué sé
yo, tantas cosas!
Hoy no es eso. Hoy, es otra
cosa. Hace un puñado de meses hablé con fotógrafos amigos y les pedí que me
diesen fotos de Álora, pero no la Álora tópica. No, no. Les pedí la Álora que
todos miramos, pero solo ellos ven. ¡Ni les cuento, lo que me han enviado! Un
puñado de artistas, amigos personales algunos, otros conocidos, y algunos que
han venido de la mano de los amigos…
A ese puñado de fotos se me
ocurrió ponerles un texto y así pude ver que Álora es poesía hecha pueblo, que
se derrama desde el monte al río, que llama de lejos al viajero y lo invita y
lo atrae y lo hace tan suyo que cuando el caminante se va lleva dentro el
convencimiento de que algún día volverá, y desde su lugar pensará en calles de
ensueño, en noches de embrujo o en el viento que, suavemente, le acaricia la
cara con dulzura, con mimo…
Luego me fui a nuestra Sonia,
nuestra edil de Cultura y le conté lo qué había entre manos y me dijo: “vamos a
hablarlo con Paco”. Y nuestro alcalde, no me dejó seguir al tercer párrafo: “lo
que tú quieras” Y nuestro Ayuntamiento ha financiado la impresión de esta otra
y uno, ¿qué puede hacer uno mejor, sino cederle a nuestro pueblo, a través de
su Ayuntamiento, los derechos de esta edición?
Del prólogo no hablamos.
Antonio García Barbeito que es algo así como el caviar iraní al bouquet, como
el azahar a la primavera, como la brisa que empuja el velero, se ha entretenido
en escribir el prólogo y ha dicho que “Álora tiene el alma encendida, iluminada
con fogonazos de rosicleres y con la permanente luminosidad de su propia
naturaleza”.
Del epílogo en la presentación,
tampoco. Antonia Contreras va a poner el embrujo de su voz; Juan Ramón, la
guitarra…
Hoy ha llegado el día. Ustedes
cuando lo hojeen (de pasar hojas) o lo ojeen (de echarle un vistazo) encontrarán
un trabajo (Imprenta Castillo y Francisco Mancera en la maquetación ha dado lo
mejor de ellos mismos) para degustar algo nuevo y diferente, algo que deja ese
sabor de las cosas que se hacen con mucho cariño, con tanto, que uno se deja lo
mejor de sí mismo en él. “Alora, pueblo de luz”.
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