viernes, 9 de diciembre de 2022

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Álora, pueblo de luz



9 de diciembre, viernes. Llegó el día. Llegó ese momento en el que uno muestra a los demás sus sentimientos, su manera de ver las cosas, su investigación de horas en archivos, de husmear en papeles viejos donde se acurrucan el polvo, los años y el olvido… ¡qué sé yo, tantas cosas!

Hoy no es eso. Hoy, es otra cosa. Hace un puñado de meses hablé con fotógrafos amigos y les pedí que me diesen fotos de Álora, pero no la Álora tópica. No, no. Les pedí la Álora que todos miramos, pero solo ellos ven. ¡Ni les cuento, lo que me han enviado! Un puñado de artistas, amigos personales algunos, otros conocidos, y algunos que han venido de la mano de los amigos…

A ese puñado de fotos se me ocurrió ponerles un texto y así pude ver que Álora es poesía hecha pueblo, que se derrama desde el monte al río, que llama de lejos al viajero y lo invita y lo atrae y lo hace tan suyo que cuando el caminante se va lleva dentro el convencimiento de que algún día volverá, y desde su lugar pensará en calles de ensueño, en noches de embrujo o en el viento que, suavemente, le acaricia la cara con dulzura, con mimo…

Luego me fui a nuestra Sonia, nuestra edil de Cultura y le conté lo qué había entre manos y me dijo: “vamos a hablarlo con Paco”. Y nuestro alcalde, no me dejó seguir al tercer párrafo: “lo que tú quieras” Y nuestro Ayuntamiento ha financiado la impresión de esta otra y uno, ¿qué puede hacer uno mejor, sino cederle a nuestro pueblo, a través de su Ayuntamiento, los derechos de esta edición? 

Del prólogo no hablamos. Antonio García Barbeito que es algo así como el caviar iraní al bouquet, como el azahar a la primavera, como la brisa que empuja el velero, se ha entretenido en escribir el prólogo y ha dicho que “Álora tiene el alma encendida, iluminada con fogonazos de rosicleres y con la permanente luminosidad de su propia naturaleza”.

Del epílogo en la presentación, tampoco. Antonia Contreras va a poner el embrujo de su voz; Juan Ramón, la guitarra… 

Hoy ha llegado el día. Ustedes cuando lo hojeen (de pasar hojas) o lo ojeen (de echarle un vistazo) encontrarán un trabajo (Imprenta Castillo y Francisco Mancera en la maquetación ha dado lo mejor de ellos mismos) para degustar algo nuevo y diferente, algo que deja ese sabor de las cosas que se hacen con mucho cariño, con tanto, que uno se deja lo mejor de sí mismo en él. “Alora, pueblo de luz”.

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