Para ti...
domingo, 28 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. A la sombra de don Ernesto
Hemingway vino a España como
corresponsal, a cubrir los acontecimientos de aquella barbaridad que se llamó
Guerra Civil, donde los españoles de entonces no supieron ponerse de acuerdo.
Pero… ¡agua pasada no mueve molino!
John dos Passos, Jay Allen, Fischer,
Malraux, Cappa, Orwell, Saint-Exupery, Montanelli… Unos fueron más imparciales
que otros. Contaron lo que vieron o creyeron ver, las cosas como son. No todos
pisaron el frente. Según algunas malas lenguas, alguno como don Ernesto, pasaba
muchas horas entre el Hotel Florida en Callao y Chicote y de allí, a la
Telefónica desde donde enviaba sus crónicas. Eso no debió ser del todo cierto.
Dijo en una ocasión, que España
era el país que más quería después del suyo. Quedó fascinado por las plazas de
toros, por las corridas y por todo lo significa el toro. Se unió a los
intelectuales que apostaron por la República y tuvo una conexión con Pamplona
que se convirtió casi en un flechazo amoroso desde la ciudad.
La primera vez que llegó a la capital
navarra fue en 1923. Vino como corresponsal del diario Toronto Star. Se aficionó a los Sanfermines y a las barras de los
bares. El café Iruña fue algo así como su ‘casa’ cada vez que llegaba por
Pamplona. De su afición a los toros, surgió Fiesta.
La pesca fue su más sostenida pasión. Pescó muchas veces en el bosque de
Irati..
Su relación con Antonio Ordóñez
fue muy íntima. Conoció de primera mano, el enfrentamiento entre Ordóñez y su
cuñado Dominguín. Él vino a España para contarlo. La revista Life era la encargada de difundirlo. A
aquel tiempo se le llamó el verano sangriento. Era en 1959. Los dos sufrieron
cornadas serias en sus cuerpos y en sus interiores.
Adiós a
las armas, Por quién doblan las campanas… El viejo y el mar, lo llevó
a alcanzar el Nobel de Literatura. Lo
encumbró. El viejo pescador de La Habana, Santiago, devoto de la Virgen de la
Caridad del Cobre y seguidor del gran bateador Joe di Maggio, llevaba ochenta y
cuatro días sin hacer una captura…
En las aguas del Golfo, mientras
ponía rumbo a la Habana, de las que veía
los reflejos de sus luces, Santiago “contempló el mar y comprendió lo solo que
estaba ahora…” Santiago y ‘Papá Ernesto’
dos hombres – como tantos – solos.
sábado, 27 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pamplona
Baja el Camino de Santiago por un
valle entre montañas de cumbres redondeadas. Bosques frondosos de hayas y pinos
del Pirineo. Una nota de verdor al alcance de la vista. Fuentes de aguas
cantarinas mitigan la sed.
En Urdaniz se entra por la calle
de San Miguel. La carretera lo bordea. El pueblo queda a la derecha; el Arga,
el río de aguas claras, a la izquierda.
Urdaniz tiene una sólida iglesia parroquial de piedra de cantería y
campanas de toques agudos.
Un frontón a pie de calle. El
caserío derrama la esencia de las construcciones vascas, setos en los muros de
los jardines, abetos, geranios rojos en los balcones y tiestos a pie de calle,
tejados a dos aguas, cubrepuertas con tejas, dinteles con vigas macizas de
madera… A la salida del pueblo, de nuevo, en la carretera de Francia.
A Larrasoaña no se entra. O sí.
Si se cruza el puente de los Bandidos…
Merece la pena perderse. Tiene una historia rica en acontecimientos. Su
fundación se debe al monasterio de San Agustín, siglo X, que dependía de Leyre.
Restos del paso del tiempo: la parroquia de San Nicolás de Mira, la ermita y el
hospital de Santiago, entroncados a la Colegiata de Roncesvalles, la ermita y
el hospital de San Blas…
El puente de los Bandidos recuerda que en el siglo XIV era un lugar de
enorme peligro. En él se apostaban la gente sin escrúpulos esbozados y
atracaban a los peregrinos. Bajo sus arcos, entonces y ahora, corren las aguas
claras del Arga…
Robles, castaños, fresnos;
helechos, bulbos, rizomas; pastos, caballos, ovejas, vacas… Desde el siglo XII
se entra en Arre por un puente a tiro de vista de la ermita de la Trinidad.
Salva el río Ultzama que nace en el puerto de Velate y tributa al Arga, por la
derecha, en las cercanías de Villava. Se construyó siguiendo una vía romana. Su
arco central fue destruido a finales del XIX en la última Guerra Carlista.
Cercanos a Pamplona se palpa el
crecimiento de la ciudad. Polígonos industriales, fábricas, crecimiento de una
economía pujante. Pasada Burlada ya se está en la capital de Navarra. San
Fermín, el chupinazo, la Casa de Misericordia, la Clínica Universitaria,
Hemingway y Antonio Ordoñez…
viernes, 26 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Zubiri
En euskera significa el ‘pueblo
del puente’, (Zubi, puente, iri, pueblo). Evoca al ‘puente de la
Rabia’ que salva un río de aguas claras, cristalinas, transparentes: el Arga. Nace
en el macizo de Urquiaga, por tierras de Erro, donde el Quinto Real. Lleva sus
aguas al Aragón que tributa por la izquierda, en el Ebro.
Zubiri es parada para peregrinos
que salieron de Roncesvalles-Orreaga y en la mediación de la ruta antes de
Pamplona, después de pasar por Burguete – la carretera atraviesa el caserío, a
ambos lados, prados con ganado pastando y geranios rojos en los balcones-,
Espinal, Erro, Agorreta…
Dice la tradición que en el siglo
XII comenzaron la construcción del puente – en Zubiri – pero las dificultades
por el caudal del río, que baja de la zona más lluviosa de Navarra, eran enormes.
En un momento al fijar los tajamares dieron con los restos de Santa Quiteria,
abogada contra los males de la rabia. ¡Milagro! Desde entonces a los animales
se les hacía dar tres vueltas al pilar del puente y la curación contra el mal,
asegurada.
Lo de la santa tiene para dar y
regalar. Nace en Braga (Portugal), en un parto múltiple, 9 hijas en el mismo
alumbramiento. Abandonada con sus hermanas, de niña peregrina por tierras de
España y Francia, y es decapitada en Toledo. Pero hay más. Se le representa
portando su cabeza en una bandeja… ¿Por qué está en Zubiri? ¡Ah, tradiciones
del Camino, de Templarios, leyendas que llevan los que van y vuelven y cuentan…
La carretera, la N-135 une
Pamplona con Roncevalles- Oreaga pero se conoce con el nombre de Carretera de
Francia. Buen piso, buen trazado, según qué zona con bastantes curvas… Cruza
todo el Valle de Esteríbar. Monte arbolado, vegetación abundante. Es una de las
zonas con alta pluviometría en el Pirineo Navarro.
Zubiri está en la margen derecha del
Arga. La carretera lo atraviesa. Según qué hora, el reloj de la iglesia de San
Martín la anuncia con campanadas agudas. La iglesia es nueva. La anterior la
quemaron en una de las guerras carlistas. Por allí anduvo Zumalacárregui.
Zubiri tuvo una leprosería, un
monasterio Benedictino – ora et labora –
que dependía de Leyre por concesiones del rey García de Nájera, que cobraba ‘el
quinto de los montes’ y a quien los cazadores pagaban el tribuno con piezas de
caza….
jueves, 25 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pepita
A eso del mediodía el teléfono
informó de la noticia. No sabemos por qué pero cuando el teléfono trae malas
noticias parece que suena de otra manera, como para que se te vaya haciendo el
cuerpo.
El maestro Alcántara decía muchas cosas a las
que era imposible no hacerles caso y, al mismo tiempo, nos hacía pensar. Afirmaba
que “hay gente que se muere y gente que se nos muere”. A nosotros, digo, a los
amigos que hemos compartido cuarenta años de nuestras vidas, nos va la segunda
parte, porque se nos ha ido Pepita Arrabal.
A pesar de eso que llaman años y
pone el cabello blanco y dificulta los movimientos, entre nosotros, siempre ha
sido Pepita y para todas las personas que pasaron por su clase: la señorita Pepita.
Llegó a Álora muy joven – antes había
pasado por Cuevas de San Marcos – y toda su vida profesional la desarrolló en
el extinto Díaz-Lanzac y luego, hasta
su jubilación, cuando el calendario dijo que no arrancaba más hojillas al
almanaque, en Los Llanos. Durante
unos años fue Juez de Paz, en el Juzgado de Álora.
Pepita era la persona que siempre
sabía mejor que nadie cuando era necesaria su presencia. Tenía ese don especial
de saber aparecer en el momento oportuno y con la misma diligencia se apartaba
y se retiraba al total anonimato, cuando estimaba que su presencia ya no era
precisa.
Su clase era el orden y la
pulcritud en el trabajo bien hecho. A veces – venía de otros tiempos – el rigor
hacía que diese una imagen diferente y nos la presentaba como una persona
lejana y fría. Nada de eso le cuadraba, en la cercanía era cariñosa, atenta,
cordial...
Durante muchos años mi clase
estuvo en el piso superior, justo en la misma zona que la suya. “En tu clase,
me decía, hay mucho ruido de sillas; los niños se te están yendo de las manos…”
Yo le sonreía y le decía que no, y entonces ella, replicaba: “lo que yo te
diga, y no me rechistes”.
Ahora cuando haya llegado al
cielo, ella tan perspicaz, tan aguda, tan poco amiga de las fotografías y tan
amante de las flores – por eso la rosa blanca - se habrá reencontrado con la otra parte del
claustro que se nos fue yendo…. ¡Así es la vida, unos en una orilla; otros, en
la de enfrente!
miércoles, 24 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Roncesvalles-Orreaga
Siempre me ha parecido un lugar
mítico, con un embrujo cierto, con algo especial que lo diferencia de otros
lugares del Camino de Santiago por la ruta francesa. Luego, más adelante en
Obanos, cerca de Puente la Reina, se une con el otro camino, el que cruza los
Pirineos por Somport. Lo llaman el
camino aragonés…
A media tarde comienzan a llegar
los peregrinos. Traen en sus piernas una jornada. Primer albergue, primer
alojamiento. Sueño de estrellas en la mente allá en la lejana llegada a
Compostela. Salieron con las primeras luces del día de Saint Jean Pied de Port
a orillas del Nive, en Aquitania… Subieron, y luego coronaron el puerto de
Ibañeta. ¿Tocó por un casual, la campana de San Salvador? Por las noches y en
los días de niebla, tañía para orientar a peregrinos.
Quedan recuerdos de la Chanson de Rolán… Luchas, ataques y
derrota por la retaguardia a manos de vascones. El grueso del ejército camina
por delante. Hay rebelión en Aquitania y Sajonia. Se resiste Roldán a tocar el
cuerno que avisa… Todo lo demás, se recoge en los Cantares de Gesta. Mucho de
leyenda. Carlomagno, aún no era emperador.
Los peregrinos se encuentran con
los primeros monumentos hechos en piedra por los hombres. Hospital de Peregrinos,
iglesia de Santiago, Capilla de Sancti Spiritus, la Real Colegiata de Santa
María, la capilla de San Agustín que acoge a Sancho “el Fuerte”, el de las cadenas de Navarra en las Navas de Tolosa,
gigantón en el cuerpo y prolongado su recuerdo en la historia a través del
mármol frío de un sepulcro.
Camino adelante, Burguete, a
ambos lados del camino. Abetos, robledales y hayedos; pastizales, brezos, helechos
y matorrales; prados tiernos con florecillas amarillas en los primeros meses
del estío que emulan primavera después del invierno. Ovejas. De vez en cuando,
una mariposa por el aire. ¿Será el alma de algún peregrino que dejó su cuerpo
en la capilla del Sacti Spiritus?
Desde mi primera visita, tengo
conmigo una pequeña réplica en resina de la Virgen de Roncesvalles. Dios te
guarde peregrino, que andas el camino guiado por el contento de la luz interior
que se enciende en tu vida.
martes, 23 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Saint Jean Pied de Port
Media mañana de un día soleado de
verano. Ni frío ni calor. Ha llovido durante la noche. El campo está verde y la
yerba mojada. Viene un aire fresco, reconfortante, un aire agradable que
acaricia la cara y deja un punto de satisfacción por dentro. Se rezuma la
humedad acumulada. Es el verano del Pirineo.
La ciudad se asienta en torno al
río Nive. Vista desde aquel lado, es la Nueva Aquitania, Pirineos
Atlánticos; desde este, pertenece a la Baja Navarra, la Navarra de
Ultrapuertos. De uno y de otro, norte del País Vasco, al pie de la enorme
cordillera – ‘que nos separa de Francia’, que se cantaba en la escuela de los
años cincuenta con el puntero ante el mapa de hule ajado - y antes que se abra
la llanura francesa enorme, inacabable.
Cautiva. Uno transita por un
dédalo de calles antiguas con toques de modernidad. Un puente con baranda de
hierro cruza el río cerca del Prisión de los Obispos. Café de Remparts, café de
Navarre… Tiendas de flores, recuerdos. Tiendas que ofertan productos para
bocadillos, quesos, charcutería, bebidas, utensilios para andar el camino…
Casonas de fachadas grandes. Algunas
están a nivel de calle, otras tienen varios escalones para acceder. Las
esquinas se rematan con bordes de piedras. Dan consistencia y una originalidad
que no se ve en otros sitios. Enormes dinteles, ventanales con visillos que no
dejan ver lo que hay al otro lado. Los balcones están ahítos de geranios
rojos...
Está rodeada de un bosque
frondoso: alisos, tejos, hayas, avellanos… A medida que se inicia la ascensión
– es el comienzo del Camino de Santiago -
desaparece la vegetación y se abren los prados de alta montaña: pastan
ovejas, vacas, caballos, cabras lanudas… Están indiferentes al paso de los
peregrinos. Vienen de tantos sitios y a todos los mueve algo diferente a los
otros. Solo les une un objetivo en común: hacer el camino.
Muy temprano, los primeros
peregrinos se han echado a andar Generalmente es una fila larga, interminable.
Un goteo constante. Son desconocidos. Luego, poco a poco, y antes de coronar el
puerto de Ibañeta, aparecen las primeras agrupaciones. Tres, cuatro… la gente,
por la dificultad o porque el hombre es un ser sociable, se une a otros que
hacen la misma ruta.
Por delante, solo quedan
alrededor de ochocientos kilómetros…
lunes, 22 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Y, ahora Barbeito
Joselito, puso el mito y la leyenda; Rafael,
el miedo; Belmonte, sacó a la arena desde la otra orilla, o sea, desde Triana,
el pasmo: “quítate tú que yo no me aparto”, Curro, el paseíllo, el aroma a
romero y la izquierda en la muleta para embeber al toro; Morante la media – “¡Dios
mío si esto es una media!, ¿qué será una entera…?” Clarines sin timbales en la
Maestranza y el Pali en cualquier esquina…
Velázquez se llevó a la Corte ese
¡ay! que se queda por el aire y que algún crítico dijo que a eso se le llama ‘sfumato’; Juan Martínez Montañés se
trajo desde su Alcalá la Real, la bondad de Dios muerto que no está muerto,
sino dormido, y por eso se hace Clemencia…
Pintó Murillo a Rinconete y a
Cortadillo, a los que él no puso nombre, que se las andaban por los escalones
de la catedral al amparo de sus muros y a donde llegan las sombras del Doña María, repartiéndose mendrugos de
pan, racimos de uvas, o peripecias por hacer en el Arenal, antes que aquellos
barcos fuesen río abajo, por el camino de Sanlúcar a América, por ese mar
grande y azul por donde dicen que se va el sol cada tarde.
Se han escapado las rosas de los
rosales en los Reales Alcázares, donde los amores imposibles del Rey don Pedro.
Ya no les echa la llave por las noches Romero Murube, que ahora es conservador
de estrellas. Villalón escribe de toros que comen margaritas, pero que todavía
no tienen los ojos verdes, y Rafael de León, ‘avisado’ a tiempo, aires de copla
que vienen de la calle.
Y ahora, Barbeito nos cuenta la
luz de Málaga, la gracia de Cádiz, el arte de Sevilla, el embrujo de Granada,
la esencia de esmeralda en el Cabo de Gata, olivares de Jaén, señorío de
Córdoba, Huelva, sierra y mar…
Andalucía diferente, llora su
alegría y canta su pena… Canal Sur, las imágenes, Barbeito la voz, la dicción,
la medida, y el punto, y el compás y…
domingo, 21 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El maestro Alcántara
Se
inauguraba aquella noche una exposición de Jaime Rittwagen en Benedito. La
galería, Niño de Guevara 2, esquina a calle Granada acogía una muestra del
pintor Naïf más importante que, actualmente, tiene Málaga.
La
aglomeración era enorme. Gentes que aman el arte; los que acuden a esos actos
como las moscas a los pasteles; los amigos y conocidos, esos que te dan unos abrazos
que hacen que crujan más de la mitad de los huesos del esqueleto; los que
pasaban por allí; los que tienen una cierta cercanía porque forman parte del
círculo del artista…
Los
impertinentes acosan con preguntas indiscretas y fuera de tiempo. Tiene el don
de la inoportunidad y suelen aparecer en los momentos más insospechados. El
maestro había pasado una mala rachilla de salud. Lo acribillaban:
-
Manolo ¿cómo estás?, Manolo, ¿me conoces?, ¿Manolo
¿lo has pasado mal, no?...
En un
momento determinado, harto, me dice:
-
Sácame de aquí…
Comencé a
andar sin levantar los pies del suelo, muy despacio. Es la mejor manera que
tiene uno de irse de un sitio sin que nadie se percate de ello. Él se pegó a mi
espalda. Al ratillo, entre sonrisas, vociglerío,
inclinación de cabeza y un ‘me alegro mucho de verte, ¿todo bien?’, habíamos
alcanzado la puerta de la calle. De allí, el maestro decidió que nos iríamos al Pimpi, solo un poco más arriba de la
calle, a mano derecha, conforme se va hacia la Plaza de la Merced…
En la
barra me habló, me habló con aquella manera que él tenía de hablar con la
mirada y me contó cosas. Esas cosas que a uno se le quedan impresas en ese
disco duro que se llama alma… En un momento de la conversación hizo una pausa,
me miró fijamente y me dijo. Recuerda bien esto:
-
“Tengo mis dudas que al Niño Grande lo dejen
reinar; somos la última generación que a este País lo llama España; somos los
últimos que comemos, a partir de ahora la gente se alimentará…!
Han
pasado muchos años. El maestro ya no está con nosotros. Con solo aguantar un
telediario – da igual de qué cadena – uno asiente como si las palabras fuesen
de ayer tarde, y cobra realidad todo eso que aquella noche, en la barra, me
decía el maestro Alcántara, mientras el bullicio y el gentío abarrotada la sala
de exposiciones de Benedito, de la que habíamos huido…
-
sábado, 20 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora.
Acaban de anunciarlo. Un robot de
la NASA, con colaboración de científicos españoles, se ha posado en el planeta
Marte. Pretenden estudiar las condiciones de vida y las diferencias entre la
Tierra y Marte. Casi a caballo entre la ciencia ficción y la realidad. Hay algo
muy claro. La capacidad del hombre para superar etapas es encomiable.
En esa expedición, curiosamente,
va la presencia de la Virgen de Flores, por gestión ante la NASA de un militar
español. No sé exactamente en qué consiste ni como es el micro chips que la
porta. Es algo asombroso y digno de encomio.
Los detractores de él, me refiero
a Alfonso X (Toledo, 23 de noviembre 1221- Sevilla 4 de abril de 1284), decían
que “queriendo alcanzar las estrellas perdió de vista la tierra”. Hacían
referencia a la situación de guerra civil en que quedaba su reino con
enfrentamientos entre el infante Sancho, su hijo, contra sus sobrinos, hijos
del primogénito Fernando de la Cerda…
El rey Alfonso, el Sabio, llevó a cabo durante su reinado
una gran obra literaria, científica, histórica y jurídica. No solo quedó ahí la
cosa: Escuela de Traductores de Toledo con lo mejor del saber árabe, hebreo y
cristiano trabajando juntos; las Cantigas
de Santa María con el reconocimiento del galaico-portugués, o las reformas
de Leyes y administración…
La situación actual nos da
aldabonazos que resuena con demasiada fuerza. Cuatro noches seguidas de
violencia en Barcelona. Asalto a bancos, pillaje, robos en tiendas... Agresiones
a la Policía. Se extiende por otros sitios: Madrid, las capitales catalanas,
Valencia, Granada…
Dicen que piden libertad de
expresión y democrácia y han tomado la excusa de la detención de un rapero en
Lérida. Según informa la prensa, la cárcel lo ha acogido no por la falta de
libertad sino por una ensarta de condenas por cosas tan serias como exaltación
del terrorismo….
La humanidad ha consigo logros
impensables en otros tiempos. Hay tres cosas que no ha conseguido dominar: se
muere con dolor, sigue existiendo hambre a pesar de haber comida para todos y
existe la guerra, porque en lugar de entendernos optamos por aniquilar al otro.
Nosotros, como el rey del que se
cumplen ochocientos años de su nacimiento, queriendo alcanzar, - ya se ha
alcanzado Marte -, las estrellas, estamos perdiendo de vista la tierra… “Cosas
veredes amigo Sancho”.
viernes, 19 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora.
Es una plata espinosa – hablamos
del espárrago silvestre - que crece en
lugares soleados y secos, bien ventilado y sin excesiva humedad. Gusta de aparecer
entre las piedras de los majanos, en una herriza, en las quebradas donde solo
llegan algunos animales y con mucha dificultad la mano del hombre.
Aparece también en los bordes los
caminos, y en los taludes de la vía del tren. Eran proverbiales, eso dicen -
los que crecían en la abandonada vía del tren de Madrid a Almorox , en Toledo, donde
el Lazarillo y el ciego protagonizaron el episodio de las uvas junto al vallado
¿lo recuerdan? o entre Pinto y Valdemoro pero eso son otros lópece.
Florecen a finales de agosto.
Entre la gente del campo existe la creencia de que una buena floración es el
preludio de uno otoño rico en lluvias y benefactor para el campo. Todo es
posible.
Lo comieron romanos – de su mano
pudieron venir a la península Ibérica -, griegos y egipcios. El tratado más
antiguo que se conoce sobre la cocina De
re coquinaria, escrito por Marco Gavio Apicio, en tiempos del emperador
Tiberio, en el siglo I, da cuenta de un puñado de recetas, y de las distintas
maneras de usarlo en la cocina de Roma.
El esparrago es bajo en calorías,
no tiene ni grasa ni colesterol y su contenido de sal es muy pobre. Tiene
propiedad diurética hasta el punto que en algunos lugares de España se
recomienda como algo muy bueno para la limpieza del riñón. La riqueza de
esparraguina hace que le dé un olor muy característico a la orina si se toma
una cantidad apreciable.
En la cocina, según qué sitios se
usan de manera diferente. Quizá la más generalizada es a manera de tortilla con
huevo y aceite, si es de oliva virgen extra, mejor, en majillo, y también como
acompañante de carnes de caza o de aves de corral.
En Álora, desde siempre, se han considerado “libres”. O sea, que no son propiedad
del dueño de la finca donde crecen espontáneos y cualquier persona puede entrar
a recolectarlos. Así se recoge en el Libro del Repartimiento tras la conquista
por los Reyes Católicos. Aquí, también
se usan en la cocina, es un componente esencial en el palto estrella de la
cocina autóctona, las sopas perotas y
si se acompañada con unas naranjas
cajeles…
jueves, 18 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Varitas de San José
Los gamones se conocen también en
algunas partes como ‘Varitas de San José’. El hecho de aparecer en un terreno
con sobreabundancia, incluso, le da el nombre al pago rural y así en Álora, hay
con cortijo con el nombre de ‘Gamonales’.
Florece en tierras alcalinas y se
extiende desde Gibraltar a los Balcanes en los meses duros del estío,
concretamente, en agosto. Entre las gentes del campo existe la leyenda de según
aparezca en la floración será un anuncio del otoño que está por venir.
Tiene una segunda floración,
cuando se adelanta, porque la climatología lo permite, a finales del invierno y
parece que se su mano viene ya la primavera. A San José, el pater putatibus
se le representa con Jesús de la mano y en la otra sostiene una varita florida.
La mitología griega decía que era
la planta que alfombraba los Campos Elíseos. Se la conocía como los Prados
asfódelos. Su importancia en el mundo de los muertos era muy
considerable. El padre Homero, en la Odisea, decía que allí iban los muertos
que no merecían ni premio ni castigo. Algo así como el limbo que acuñó el
cristianismo.
Según qué autor clásico ponía
como guardián de aquellos prados a algún personaje venerado. Píndaro y Hesíodo
ponen a Crono, dios del tiempo y a quien se representaba con una hoz o una guadaña
en su mano; Homero, a Radamantis al que da el cargo de juez que juzgaba a las
almas de los muertos que llegaban al prado.
Los griegos situaban los Campos
Elíseos en el confín del océano. Para unos era una sucesión de islas –
‘islas afortunadas’ que no tienen nada que ver con las Canarias – o una sola
isla a dónde iban llegando las almas de los que había terminado su tránsito en
la vida.
En las tierras de España a los
gamones se les da diferentes usos. En tierras de León se emplean como alimento
de cerdos; en algunas partes de Salamanca como materia que prendida da luz a
los candiles; en el Campo de Gibraltar como tratamiento fungicida y en Ubrique,
también en Cádiz, a modo de pirotecnia en fiestas populares que se celebran en
mayo.
En algunos lugares, el campo que
está precioso, se ha vestido de varitas de san José y dice que ya casi llama a
la puerta la primavera…
lunes, 15 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Y ahora ¿qué?
Ha
amanecido un día revuelto y ventoso. Arrecia el aire de levante. Baja bravucón
por la cañada y hay un ulular lejano que, en ocasiones amenaza, y hasta da un
poco de zozobra. Mueve las ramas de los árboles y ha recogido a los pájaros no
se sabe dónde. Todos han buscado un lugar de resguardo.
Parece
que por unos días se ha aparcado otra ventolera, la del lobo. Es fácil decidir
desde una mesa de despacho con calefacción en invierno y aire acondicionado en
verano. Ignoran que el lobo es un depredador. O sea que es un animal que mata
por matar. Lo lleva en sus genes. Otros animales matan para comer o lo que es lo mismo, para
subsistir. El lobo, no. El lobo mata por instinto.
Dicen
los que saben que entre ellos no existe la más mínima empatía y que siempre
están, entre sí, a dentelladas – como algunos hombres – pero que cuando van de
caza, lo hacen en manada para asegurarse el éxito.
El
lobo ataca y no se conforma con satisfacer la necesidad de su comida diaria.
No. Mata, y si se me permite el término, cuanto más mata, mejor se siente por
dentro. Su paso es un reguero de muertes innecesarias y sin ningún sentido, sin
lógica aparente.
Ahora
hay una lucha, perdida de antemano por los ganaderos, que nadie se lleve a
engaño, en la que unos exponen la necesidad de sobrevivir con explotaciones
ganaderas extensivas y otros defienden la belleza (¿?) de una naturaleza sin
ningún control, donde el más fuerte, en este caso, el lobo, impondrá su dominio.
Dicen
los expertos que el lobo carece de capacidad para establecer lazos sociales lo
que hace imposible que se pueda domesticar. Es más, explican que incluso lobos
criados en cautividad y en contacto con el hombre nunca llegan a los niveles
que alcanza el perro.
Se
abren preguntas y dudas. ¿La próxima en caer será la ganadería brava? Todo
puede ocurrir. En las dehesa en las que pastan animales totémicos de pelos
berrendos, negros, sardos, colorados, salineros…, dentro de unos años, se alimentarán
ganados de razas depuradas en laboratorios de pelos uniformes para ofrecernos
una carne necesaria en nuestra alimentación, ignorantes de lo que les espera en
los mataderos industriales. Pero esos son otros lópeces.
domingo, 14 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El silencio del campo
Toca el silencio del campo el
violín de la luz. Es la luz de la tarde, esa luz que, poco a poco, se va, que
se está yendo y nosotros la vemos como traspone por detrás de los cerros,
alarga las sombras y hace que se recorten las rocas en un horizonte azul y
limpio.
El silencio es la voz de Dios en
el campo. Solo cabe abrir bien los oídos y escucharlo…¡lo hace de tantas
maneras! A nadie deja descontento. Dios tiene cosas así.
Habla en los lenticos que han
crecido a su antojo, a su manera. Uno aquí, otro allí. Trepan hacia la cumbre,
se paran en la mediación de la ladera, o en aquella quebrada conforme baja el
cahorro que busca la cañada y se precipita de piedra en piedra...
Entre los olivos, la tierra que
movió el arado, se apropia del sol y del nitrógeno del aire. Lo aprehende, lo
baja y lo hace suyo. Es una tierra limpia para que la aceituna del olivo
centenario esté llena de aceite cuando llegue su tiempo y vaya al molino y…
Los algarrobos están frondosos.
Copudos, salpicados. Ponen en el paisaje
una nota de magnitud. Son los árboles más grandes de contorno. A sus sombras
sestearan las cabras cuando lleguen las calores tórridas del estío.
Como sembrados a voleo, los almendros
se unen a la fiesta, y se han vestido de blanco, como niños de primera
comunión, novios para una boda de la primavera que llama.
Ofrece la roca caliza, en su pie,
encerraderos para los conejos. Tomillo, almoraux, retamas, yerbas sin nombre… Crecen estos conejos sobre con todo el aroma del
campo y cuando sobrevuelen las rapaces el azul del cielo ellos buscarán un
lugar seguro bajo la herriza o en la roca soberbia que se enseñorea de todo.
Están ahí - una casa y un camino
- a media ladera. ¿A quién dará cobijo el tejado de esa casa? El camino se
pierde en el primer recodo. Va alguna parte; viene de alguna parte. Todos los
caminos tienen un principio y un fin, lo que ocurre es que a veces, no los
conocemos como tampoco sabemos dónde y ni en qué momento, ni en qué lugar del campo nos aguarda la voz de Dios. Solo, solo hay que ir con los
ojos y los oídos bien abiertos…
sábado, 13 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El Teléfono
A veces suena el teléfono. No, no
es la compañía de telecomunicaciones ofreciendo no se sabe cuántas cosas, y
otras más que ni sueñas, si te cambias a los servicios de ellos. Tampoco es la
distribuidora de energía eléctrica con tropecientas mil bonificaciones según la
tarifa que escojas o la hora (vamos, tu mujer poniendo la lavadora a las tres
de la mañana, el lavavajillas a las cuatro, y la aspiradora casi al amanecer…).
Cuando suena puede que estés en
la mediación de la escalera. Vienes del supermercado, cuatro bolsas en las
manos – no hay que olvidar que solo tienes dos – en tu afán de terminar con el
transporte cuanto antes, porque tienes el coche en doble fila y estás hasta el
moño de agobios y bullas y carreras…
Como la curiosidad mató al gato,
le echas un vistazo a ver quién es y, entonces, en la pantalla del móvil, te
sale el nombre. Sientes un alivio. Tienes que esperar a solucionar lo
perentorio, y en cuanto puedes, devuelves la llamada.
Hablas. Se te cambia la cara.
Sientes una satisfacción interior enorme porque el amigo que están tan lejos,
por arte de birlibirloque, está casi al otro lado, cerca, y se interesa por ti
y te pregunta porqué cuelgas el artículo ahora más temprano… y le aclaras y le
entra el alma en el cuerpo.
Y te dice cómo lleva el huerto y
que su hija ha comprado dos algarrobos y que no sabe dónde los va a sembrar
porque no tiene sitio, y que tiene que ordenar todos sus escritos y que ha ido a
una ciudad vecina a comprar plantones de cítricos…
Y te entonces, va y te dice que
nos tienen contralado de tal manera que saben de nosotros hasta los más mínimos
detalles. (Te cuenta un detalle que te asombra). Después seguimos hablando de
agricultura y le digo que cuente con un plantón de granado, autóctono de Álora,
exquisito, pero que antes tiene que agarrar porque todavía no ha brotado el
esqueje, y me dice que vendrá por él – o
yo te lo llevo, le digo – porque esto se acabará algún día.
Estamos faltos de encuentros y
ratos de charlas y de compartir las cosas más nimias, y de las relaciones entre
personas que se aprecian, de echar el rato con una copa delante… ¡Menos mal que
nos queda el teléfono!.
viernes, 12 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Diario
12 de febrero, viernes.- Estos
días no ha llovido ni mucho ni poco, lo suficiente para tener el campo verde.
Un verde rabioso, intenso, precioso. Desde que la borrasca Filomena dejó su tarjeta, ha
pasado una cadena de borrascas casi engarzadas unas a otras, pero con menos
mala leche.
En algunos lugares de España, sí
ha llovido con más intensidad – las borrascas atlánticas han entrado por
Galicia – y han barrido Castilla y las regiones del norte, aunque ahora, que la
gente se la coge con un papel de fumar,
uno ya no sabe si poner regiones o Comunidades o vaya usted a saber.
Dicen que el Duero se ha
desbordado por Aranda; el Arlanza por algunas zonas de Burgos; en Hontangas,
con sotos de mirlos y ruiseñores en las orillas, el Riaza se ha salido de
madre; el Duratón se las anda por las Hoces a mano de Sepúlveda. San Frutos, el
‘Pajarero’, que se fue de ermitaño a aquellos cerros, seguro que no se habrá
sorprendido de nada. Yo, sí me sorprendí cuando supe de tanta belleza perdida
por aquellas tierras.
La actualidad nos tiene
asustados, encerrados en las casas. Hay quien desafía la situación. Hoy han
salido a la calle los Sindicatos. ¿Cuándo venga lo que tiene que venir, a modo
de crisis económica, qué nos van a vender? Los mensajes, no eran precisamente,
muy ilusionantes. Más de lo mismo.
Desilusionados estamos con el
proceso de descrédito de la Comunidad Europea. ¡Qué lejos quedan los padres de
Europa del tratado de Roma de 1959! La señora que la preside, ha dicho que han
pecado de ingenuos cuando negociaron con las farmacéuticas el suministro de
vacunas.
Los que no pecaron de inocentes
fueron los que participaron en las primeras compras de mascarillas. Por cierto,
se los ha tragado la tierra. Nunca sabremos quienes han compuesto esta pandilla
de vivales, que se han enriquecido a costa de la desgracia y desesperación de
muchas personas acongojadas por el miedo que se presentaba con el dichoso
bichito.
Dice el hombre del tiempo, que se
acerca un anticiclón. La Cuaresma entra seca… Y ahora, que dicen que este año
no saldrán las procesiones a la calle, a lo mejor en Semana Santa no cae ni una
gota… Esto no hay Dios que lo entienda.
jueves, 11 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Creencias
Vivimos en una sociedad que, de
los cuatro puntos cardinales que se antojan como orientativos, hay quien ha
perdido ¡los cinco! Pero hombre, ¡si el quinto no existe! Para cuando lo
inventen.
Todo está revuelto, convulso. Uno
no sabe qué se va a encontrar al revolver la esquina, y a veces, hay que pensar
que menos mal que no hay nadie, y esa parte de la calle está desierta…
En cierta ocasión, le escuché a
una persona a la que admiro, algo que me sonó como un aldabonazo en el más
absoluto silencio, como un trueno que deja a los otros truenos pequeños… No te
engañes. “Algunos obispos, hasta creen en Dios”. Me quedé sin palabras. En mis
cortas entendederas, aquello era demasiado.
Hace unos días, empezaron a
correr las noticias. El obispo de Mallorca se salta el protocolo y se vacuna
sin corresponderle. Al poco tiempo, pero tan poco como que pudieron ser solo
unos días, el que se lo salta es el de Tenerife. La cosa no queda ahí, el de
Cartagena y un séquito de…- ¿qué nombre se les puede dar? - se unen a la lista.
Probablemente, todos creen en Dios. De lo que no hay dudas, es que sí creen todos
en la eficacia de la vacuna.
Han entendido que sus presencias
son necesarias en sus diócesis y han tomado la decisión de no privar a la
feligresía de sus personas. En los medios, ha saltado la noticia de que algunos,
conscientes del riego fuera del tiesto, han pedido disculpas y otros han
renunciado a la segunda dosis…
¿Nadie de su entorno ha
vislumbrado el mal ejemplo que estaban dando y les ha avisado? ¿Nadie ha caído
en cuenta que el pastor nunca debe ser el primero en abandonar el rebaño? En
fin…
Pienso ahora, -eso ya no tiene
arreglo - en los papeles viejos encontrados hurgando por los archivos, donde se
dejaba en testamento la venta del majuelo de viña, por ejemplo, para pagar misas (¿eso es simonía?) por las
penitencias mal cumplidas….De la viuda y de los hijos que quedaban, de esos,
silencio.
Quizá hoy he roto el platito
pintado, pero es que me acuerdo de ese otro colectivo de la iglesia entregada a
los pobres, a los necesitados, a los que no quiere nadie, y me subo por las
paredes. Es que uno es muy visceral.
miércoles, 10 de febrero de 2021
Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Ahuehuete
Informa el telediario, que el
destrozo que ha dejado la borrasca Filomena en la arboleda urbana de
Madrid, ha sido descomunal. Madrid, después de Berlín, está catalogada como la
ciudad con más árboles de Europa. Desconozco la certeza de esta afirmación,
aunque no pongo en duda lo que dice el hombre del tiempo de los daños
producidos por el temporal.
Llevo casi un año sin aparecer
por Madrid. La culpa, obviamente la ha tenido el dichoso bichito que nos ha
trastocado tantas cosas, pero como afirma el refrán “donde manda patrón, no
manda marinero” y aunque a uno los deseos le empujen, la sensatez tiene que
imponerse.
Del Retiro, guardo muchas
imágenes. Unas vividas y otras, porque son esas improntas que llegan de alguna
u otra manera. Me quedo con dos. Las fotografías de don Benito Pérez Galdós,
ciego y viejo, presidiendo la erección de su monumento sufragado por suscripción
popular, y don Pío Baroja, una mañana fría de niebla, con las manos a la
espada, dando su paseo habitual.
El Parque de Retiro – no hablemos
hoy de su rosaleda de Cecilio Rodríguez – es una muestra de ejemplares únicos,
poderosos, que llenan de asombro al visitante que quiere deleitarse con la
muestra que se ofrece en el corazón de Madrid.
El vecino más antiguo de Madrid,
vive en el Retiro protegido por una baranda de forja. Se eleva al cielo y
parece que en su altivez, casi mira con engreimiento a los visitantes que
quieren acercarse hasta su sombra. Es un Ahuehuete, es el Ahuehuete.
Dicen los expertos que sobrevivió
a la Guerra de la Independencia, otros le dan un poco de menos edad y afirman
que tiene en torno a los doscientos años. Y ahora, acaba de sobrevivir a la
nevada.
Vino de México donde vive en
lugares cercanos a las aguas, a los ríos, a zonas pantanosas. Su nombre tiene
muchos significados. Probablemente
se pueda traducir como "tambor de encino". Otras etimologías, aunque
improbables, son "aquel que no envejece" (de amo,
negación; huehuehti, envejecer), "anciano de agua" (de alt, agua;
y huehueh, viejo o anciano).
A
su sombra, cuenta la leyenda, Hernán Cortés lloró con amargura la pérdida de la
mitad de su ejército después de la derrota conocida como la de la “Noche
triste”. En México es valorado como un árbol sagrado y por su longevidad, como
mítico; en Madrid, como una joya.