13 de septiembre, jueves. No
veo que se acabe este final de estío. El verano no se va; el otoño, no llega. Me tiene harto el calor plastoso. De mediodía
arriba se entoldó el cielo. Parece que lo ha hecho a mala leche, es decir, para
que haga más calor. El tiempo nos está retorciendo poco a poco. Dicen que para
el final de semana viene agua.
Esta mañana ha estado Paco
conmigo en el campo. Me ha echado una mano en eso de programar la plantación de
rosales para la temporada próxima. Cinta métrica en mano hemos marcado arriates de tres metros de
la largo por uno de ancho; en medio, lógicamente, el pasillo de acceso. Luego
vienen las labores de cavas y mantenimientos…
Ahora toca seleccionar las variedades.
Algunas las tengo claras. Otras, en medio de una duda. Las más vistosas llaman
a las plagas desde lejos y son menos florecientes. Todo tiene su cruz. Aquello
de las tres ‘b’ en las rosas, como todo en la vida, pues como que no.
Mientras hacíamos la faena nos
miraba un mirlo curioso. El hecho de esparcir estiércol es una propina para
ellos. Los bichillos son parte fundamental de su alimentación. En la naturaleza
todo le tiende su mano al de al lado. Como en la política española, pero al
revés.
Hay una cría de gatos en el
corral. No me esperaban. Se asustaron y salieron huyendo cuando sintieron el
cerrojo de la puerta. Les cuadra como ‘gatos criados en la leña’. Huidizos,
poco sociables y poniendo tierra de por medio…
Me envían un mensaje. Dice que
ya no hay dos Españas. Ahora, tres. “los unos, los otros y los que estamos
empachados de los unos y de los otros”. Opto por pasar de muchas cosas.
Información la precisa y necesaria. Hay cosas vomitivas – hasta la palabra es
fea – y situaciones como la actual que han pasado la raya.
En algunos olivares han
comenzado el verdeo. Me han dicho esta mañana en el bar que la aceituna no
tiene cuerpo. Está falta de agua. Un refrescón le vendría muy bien. La aceituna
temprana de mesa – y esta, la ‘manzanilla
aloreña, lo es – quiere que el tiempo le venga fresco, un poco de agua del
cielo, y que Dios haga lo demás…
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