Dicen los cronistas de aquel
tiempo – siglo XIV – que era pequeña de estatura, muy lista y bellísma. Para
más exactos: “muy fermosa, e de buen entendimiento e pequeña de cuerpo”. Nació (aportan
distintos lugares) aunque la mayoría lo sitúan de Astudillo, hoy Palencia, en
torno al 1334 y murió en 1361, en Sevilla, en julio por más señas. Contaba veintisiete años y había compartido
su vida, como amante, con Pedro I, el Cruel para uno; el Justiciero, para
otros. Ya se sabe cada uno cuenta en la feria…
El rey la conoció en tierras de
Castilla. Era oriunda de la merindad de Castrojeriz en Burgos y huérfana desde
muy tierna edad. Fue criada por su tío Juan Fernández de Hinestrosa – favorito del
monarca - quien la presentó al rey para
ganarse sus favores por mediación de su sobrina.
María de Padilla, fue la
auténtica reina de Castilla, amante de Pedro y siempre por encima en
consideración sobre las esposas y matrimonios que contrajo. Dicen los papeles
viejos que el rey, muy desgraciado en cuanto a los asuntos de estado, encontró
junto a ella la felicidad terrenal. Alfonso, el único varón murió un año
después de su madre.
A María se le conocen tres
hijas y un hijo: Beatriz, que profesó en
un convento; Constanza se casada con Juan de Gante, duque de Lancaster e Isabel
que contrajo matrimonio con el duque de York, Edmundo de Langley por lo que la
corona de Castilla en un momento estuvo a punto de caer en manos inglesas.
María vivió en Torrijos donde
el rey mandó que le construyesen un palacio y, primordialmente, en Sevilla. La
Hacienda de Doña María, en Dos Hermanas, que había sido propiedad de Ibn Jaldún
se encontraban entre sus pertenencias.
Doña María de Padilla murió en Astudillo,
en el palacio mudéjar – única joya de este arte en la ciudad palentina – y fue
enterrada en el Monasterio de Santa Clara.
Dicen que fue víctima de la peste; otros que de muerte natural. Sus
restos fueron trasladados a Sevilla donde reposan en la Capilla Real de su
catedral.
El rey la lloró. Algunos
historiadores hablan de un matrimonio por
amor en la corte de Castilla, declarando, el rey en las cortes celebradas en
Sevilla que su matrimonio se había celebrado en secreto para evitar el
levantamiento de la nobleza contra él.
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