La almunia dice la toponimia que es la “huerta”.
Porque acabamos de entrar en Almonaster la Real - una almunia en la Sierra - me tomo la
licencia de apuntártelo.
Tomó, Almonaster, el apellido por el Rey Fernando,
que por aquel entonces aún no era ‘el
Santo’, y que la conquistó cuando la había emprendido con los pueblos de la
margen derecha del Guadalquivir; el rey iba camino de la conquista de Sevilla.
Vas a oír el canto de los pájaros en la ribera y te
vas a deleitar oteando un horizonte de suaves colinas cubiertas por un manto
verde y tupido. Sobre el azul del cielo recortadas las siluetas de la
Concepción y del castillo. Cinco siglos de historia, ante tus ojos.
Deja el coche en la plaza del Llano. Es el centro de
la población; súbete hasta la fortaleza. Después de que hayas visitado la
mezquita, pasea por el pueblo. Te vas a encontrar con un conglomerado de
estilos. Mudéjar, gótico, y hasta una magnífica obra – Puerta del Perdón – de
estilo manuelino. No te olvides: Portugal está al alcance de la mano.
Esto que acabas de leer, lo escribí un verano que me
perdí por la Sierra. Ahora, una televisión local de Huelva me trae imágenes de
la celebración de la Cruz del Llano.
¡Qué belleza, Dios mío!
Este año han tenido de pregonero - de mayordoma, su
hija – a un hombre noble, leal y con una hondura interior que asombra. Lo
conocí en un cruce de caminos de ‘pregonía’ - la palabra no existe; me la
invento yo – en Encinasola, su pueblo, porque Antonio, Antonio Domínguez, es
marocho.
Me invitó a su pregón. Me llamaron Barbeito y Fermín
Adame… Como siempre, con demasiadas cosas, no pude acercarme. ¡Lo que me he
perdido! Los amigos me dicen que fue algo entrañable…
Tamboril y flauta dulce. Serranas con media azul o
negra, borla roja, faldas, con rayas; monillo de terciopelo, encaje en las mangas
y en el cuello, mantón, flores y juventud. Pónganle un cobijo y unos ojos
negros y…
Esencias totémicas; espíritu religioso de veneración
a la cruz; la mujer protagonista: “Mozas que vais por romero / id antes que
salga el sol / que se le seca la rama, / se le marchita la flor”.
Qué bonito y con cuánto cariño, querido Pepe. Sí, todo fue entrañable. ya sabes que si media Antonio domínguez, todo es inevitable y benditamente entrañable.
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