Marilina con esa gracia que Dios le ha dado ve lo
que todos miramos y… Ya, ya sé. Lo he escrito otras veces; lo repito. Ella ve
lo traspuesto. Todos miramos al mismo sitio y miren por dónde, su ojo avizor lo
capta.
Hoy han sido estas palomas sobre el capitel que
quiso ser una columna dórica. De Grecia vino el arte supremo en los tres
órdenes de la arquitectura clásica: dórico, jónico y corintio. No es el caso.
Aquí se quedó en columna de yeso y en blancura recortada en el cielo azul.
Un cielo de cristal escapado de una página de
Platero o si quieren un suspiro del alma de Juan Ramón una tarde de primavera con
pájaros nuevos en el jardín del pozo blanco y
Moguer asomado al río Tinto que casi se entrega a la mar.
Lo ha titulado sin novedad en el frente. Madrid fue
ayer un hervidero de gente descontenta. Transitaron de Cibeles a Sol.
Vociferaron; lanzaron proclamas que decían más de unas intenciones y deseos de
mejoras que de la realidad que acogota. Ahí sí había algo de novedad en el
frente.
Ayer terminó
la Liga en Primera División. Alegría incontrolada entre la afición de un equipo
que cae requetebién. Al igual algo de culpa la tiene la filosofía de ese club y
la otra parte José Luis Garci con aquel Volver
a empezar. Miguel Albajara – que había jugado en el Sporting - regresaba.
Se reencuentró con lo que fue su amor… Allí, también, había una novedad en el
frente.
Regresan los rocieros. Abrasan las arenas; ha
llegado el calor. El maestro Barbeito se
ha descolado con una artículo soberbio en ABC de Sevilla. Recuerda aquella
sevillana que marcó una época: Lloran los
pinos del Coto y su Gines de su alma, como hizo, hace unos años Michel
Qoist, nos ha enseñado a rezar por el Rocío. Aquello también supuso una novedad
en el frente…
No hay comentarios:
Publicar un comentario