María -María Rengel - es una artista de la cerámica.
María Rengel trabaja el barro y esas cosas que conlleva todo lo que concierne a
mezclar arcilla, o tierra, que para el caso es como casi lo mismo y lo modela y lo lleva al
horno y saca unas piezas que…
Verán, dicen que el primer ceramista se las anduvo
por aquí hace mucho tiempo. Tanto, tanto que hasta se han perdido las fechas.
Aquel ceramista un día que debía estar pensando en cosas raras fue y cogió
barro, hizo una figura y dijo en voz alta: “Hagamos al hombre a nuestra imagen
y semejanza”.
Y dice la Biblia que Dios – que es de quien hablamos
– tomó polvo de la tierra y le insufló el aliento de la vida de modo que el
hombre vino a ser un alma viviente. Después, vino lo del jardín con flores y
frutas, pájaros que cantaban y ríos y el
árbol dichoso y la soledad y lo de la costilla… Bueno, todo eso que conocemos.
Pues de aquella costilla (o de lo que más se parecía
a la costilla) sacó Dios, porque todo lo que hace es así, algo sublime, único,
extraordinario. Algunos lo llaman mujer; otros,
madre, amor, vida, esposa, compañera, flor…
Descendiente de aquella vineron otras, tantas,
tantas que ayudaron a la repoblación del mundo. Muchas pagaron con su propia
existencia el dar la vida a otros; muchas fueron piezas claves en el desarrollo
de la humanidad. Todas aportaron lo mejor que llevaban dentro: vida, a la vida.
María, María Rengel, se quedó con los suspiros
cuando se escapaban en las noches de embrujo del Generalife y lo llevó a la
cerámica artística. María anduvo, también, por esa parte del mapa donde la
brujas de confabulan en Zumarragurdi y captó esa esencia que lleva a un combinación
única de trazados geométrios, alfarería
y cerámica tradicional. María es una artista de la cerámica. Y como yo
la veo así, pues así lo cuento…
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