miércoles, 18 de mayo de 2016

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Artistas

María -María Rengel - es una artista de la cerámica. María Rengel trabaja el barro y esas cosas que conlleva todo lo que concierne a mezclar arcilla, o tierra, que para el caso es  como casi lo mismo y lo modela y lo lleva al horno y saca unas piezas que…

Verán, dicen que el primer ceramista se las anduvo por aquí hace mucho tiempo. Tanto, tanto que hasta se han perdido las fechas. Aquel ceramista un día que debía estar pensando en cosas raras fue y cogió barro, hizo una figura y dijo en voz alta: “Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza”.

Y dice la Biblia que Dios – que es de quien hablamos – tomó polvo de la tierra y le insufló el aliento de la vida de modo que el hombre vino a ser un alma viviente. Después, vino lo del jardín con flores y frutas,  pájaros que cantaban y ríos y el árbol dichoso y la soledad y lo de la costilla… Bueno, todo eso que conocemos.

Pues de aquella costilla (o de lo que más se parecía a la costilla) sacó Dios, porque todo lo que hace es así, algo sublime, único, extraordinario. Algunos lo llaman mujer; otros,  madre, amor, vida, esposa, compañera, flor…

Descendiente de aquella vineron otras, tantas, tantas que ayudaron a la repoblación del mundo. Muchas pagaron con su propia existencia el dar la vida a otros; muchas fueron piezas claves en el desarrollo de la humanidad. Todas aportaron lo mejor que llevaban dentro: vida, a la vida.


María, María Rengel, se quedó con los suspiros cuando se escapaban en las noches de embrujo del Generalife y lo llevó a la cerámica artística. María anduvo, también, por esa parte del mapa donde la brujas de confabulan en Zumarragurdi y captó esa esencia que lleva a un combinación única de trazados geométrios, alfarería  y cerámica tradicional. María es una artista de la cerámica. Y como yo la veo así, pues así  lo cuento…

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