martes, 7 de mayo de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitacora. Viva la juerga

 

                           


7 de mayo, martes. “Sevilla tuvo que ser bajo la lunita plateada…” No, no van por ahí los tiros, aunque también pudieran ir. El Arenal de Sevilla era lugar de confluencia de pícaros, sinvergüenza y gente de “buen vivir”. Por allí hizo circular don Miguel de Cervantes a Rinconete y Cortadillo.

 

Y, de allí al patio de Monipodio y, mientras, por el camino el consejo oportuno: roba y da participación a otros, que luego, es imposible recoger ni lo robado ni lo repartido… Más o menos. Era la España del Siglo de Oro. Buenas letras y mucha miseria en las calles; ahora, siglos después, más de lo segundo que de lo primero. Cosas, que pasan.

 

No puede abrirse un periódico, ni ver un telediario, escuchar una tertulia…¿para qué? A uno se le sube la bilirrubina (la rabia, en cristiano) a la garganta cuando escucha tanto y tanto… y, lo que no aflora. Pero nadie sabe nada. Nadie ha visto nada. Vamos, que ni pasaban por allí. A mí que me registren.

 

Al parecer la República Dominicana está mas cerca que Chamberí; Venezuela y las Islas Caimán como Arganda o Azuqueca de Henares,  poco más o menos; las islas del Caribe donde llegan los aviones cargados de dinero, como Getafe o Ciempozuelos. ¿Lo de las maletas de Baraja aquella noche? Vamos, hombre, un bulo. ¿Usted se lo ha creído? Usted se lo cree todo.

 

De empresas tapaderas, paraísos lejanos, amnistías fiscales, y todo lo que se les quieran echar, de eso, no hablamos…Algunos no tienen que irse tan lejos: lo tenían en el banco de la esquina, en la oficina con secretarias de perfumes caros y filtros para acceder, de tarjetas y coches oficiales. ¡Ay, ‘mi cochecito oficial’!

 

 ¿Dos cruces? No. Hay un cementerio de cruces clavadas por las calles, por los hospitales, por los viejos casi dejados a su suerte, por escuelas cerradas, por gente que se murió esperando la ayuda, por parados y olvidados a su suerte, por las colas de Caritas…

 

Decía la copla que eran dos amores muertos sin haberse comprendido. Nos comprendemos. El problema está entre el pueblo que cada día se lo traga todo y aguanta y no se entromete en nada (“gallo que no canta algo tienen en la garganta”) y entre  tanto ladrón –con traje de pijo-  como ahora, dentro. ¿Qué se apuestan que usted y yo pagamos a Hacienda y estos se van todos de rositas? Al tiempo.

 

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