jueves, 2 de mayo de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Naranjas de la China





 2 de mayo, jueves. “Traigo naranjas de la China”. No. Me he equivocado. Eso era el comienzo del pregón de Antonio, el Divino. Traigo números en la cabeza que no cuadran, sobre todo, a los que viven del campo. Hemos acuñado la palabra ruina y se ha incorporado a nuestras vidas como casi el café con leche por las mañanas.

No es posible. Hace unos días una organización que dicen que vela, y yo me lo creo, por los consumidores, vino a decir que Málaga es una de las cinco ciudades donde las viviendas y los alimentos son más caros que en ningún otro lugar de España. Tampoco es una novedad.

Seguro que, a su mujer, como a la mía no se lo tiene que decir nadie, -a usted y a mí tampoco- pero resulta curioso que salgan las inmobiliarias a atosigarnos con fotos de urbanizaciones preciosas, piscinas incluidas – lo del agua para llenarlas es otro cantar - y las grandes superficies a informarnos que hay más de treinta variedades de tomates. ¡Tiene tomate la cosa! y, yo, modestamente, le agrego que, más doce variedades de naranjas, y no sé cuántas de almendras y plátanos de Canarias y del Caribe y aguacates de México y uvas del Perú, y piñas del Senegal, y pistachos de Oriente Medio y…

Y vienen a justificarse, cuando los agricultores de aquí tienen los limones y las naranjas en los árboles porque no pagan ni la recolección. Y, por curiosidad, ¿sabían ustedes que el aceite se ha disparado de precio en los supermercados y ha bajado en origen? Y, que los ganaderos tampoco cubren costes, y que la gente de la mar…¡Qué les digo de la gente de la mar!

De la huelga que atosigó a gente que no tenía nada que ver con la guerra y que colapsó ciudades y carreteras y travesías… De eso poca harina y demasiadas mohínas. ¿Les digo una cosa? Y a mí que me da que le han tomado el pelo a la gente de buena voluntad que creyó que iba conseguir algo..

 Por eso, a veces, a uno se le va el santo al cielo, (en castizo, lo que se van son otras cosas) cuando se oye a cierto pelendrusque que ocupa un puesto de suma responsabilidad que él y toda su cohorte, - eso no lo dice él pero lo digo yo - están muy preocupados por la situación.  Por eso me refugio en los pregones de mi amigo Antonio, que además traía “limas y mondarinas, pipitas de girasoles, y mu güenos limones, pa las enritasiones”.



 

 

 

 

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