viernes, 31 de mayo de 2024

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Andalucía, nuestra

 

                          


31 de mayo, viernes. Decía mi maestro, Manuel Alcántara que el quería que las olas tuviesen, cuando llegase el día, un sabor ‘ginebrino’ y que desde el rincón del Rincón vería los barcos que venían aquel atardecer de julio – ‘a la Virgen cirio y a la mar maera’ – porque llegaba al rebalaje la gente de la mar de aquella manera…

De aquella manera también me lo dijo una noche de encierro de la Virgen marinera dos amigos entrañables, Paco Rengel y José María Martín Urbano. Las puertas de la iglesia de par en par, los corazones más abiertos aún, porque esta gente puede que alguno no crea en Dios, pero en quienes todos creen es en la Virgen del Carmen.

Era media tarde, deambulábamos por el Callejón del Agua. Por aquí me dijo Salvador venía el agua por unos atanores, desde Carmona, y entonces, entre el embrujo de los patios a mí se me ocurrió pensar en aquello: “No lo dudes, date prisa, un amigo a mí me dijo,
“que una mujer quiere verte y quiere bailar contigo”.
…..

Y como la mente no se queda quieta se me vino aquello de “romana y mora”, la de Séneca – (“No hay mal viento cuando lleva a buen puerto”), y la de Lucano y la de los Abderrarmán que, aunque numeraron hasta tres, yo me quedo con el tercero…

Y de olivos en Cazorla y Mágina y la lechuza que iba y venía al velón de aceite de Santa María, y del que le puso nombre a la Serranía y al río que fue hasta Sanlúcar a entregar el tributo de una tierra a la que pedimos tanto y, a veces, le damos tan poco.

Y ese paseo de luna sobre alminares y torres de la Alhambra. Que sí Federico, que van de la nieve al trigo, y baja las noches de luna clara, embrujada por no sé que llanto que un día se quedó perdido entre las cumbres blancas, a veces cicateras con el agua que le niegan a Almería…. ¡Ay si Almería tuviese el agua que le sobra a otros!

Y sigo pensado en “el brillo de plata de las salinas / y el color de la luna de madrugada…” y en aquel río que desde Fuenteheridos serpentea en los recodos de la sierra y se recrea y le da el regalo más bonito que se le pueda regalar al amor: “Flores” pero como es así comparte – en nombre, en amor y en devoción – y lo  lleva hasta Álora, donde llegan las brisas de la mar y ella se asoma como de puntillas para verlas, desde las lejanía y….a lo lejos, Málaga, y va a decirle que ella es: cantaora.

 

 

 

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario