domingo, 6 de agosto de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. La Virgen de Rocamador, vuelve

 


 Virgen de Roca-Amador. Parroquia de San Andrés, Encinasola (Huelva)


6 de agosto, domingo. Como cada año, a primeros de agosto, en la mañana del primer domingo, con el alba, el cortejo que acompaña a la Virgen de Roca-Amador (que todavía no sé si escribe junto o separado) se pone en marcha. Vienen de la cercana ermita hasta la parroquia de San Andrés. A la diez de la mañana llegaban a las puertas del pueblo.

Día muy caluroso; cielo azul, y sin brisa. La gente, sudada. Muchos, a la llamada de cohetes se había puesto en marcha cuando aún era casi noche cerrada para “ir por la Virgen”. En sus caras el cansancio y el sudor de quien trae andado su camino.

La devoción a la Virgen de Roca-Amador viene de Lot, en tierras francesas. Se difundió por el Camino de Santiago. En las tierras de León, las tropas castellano-leonesas bajaron su devoción hacia el Sur.  

Y llegaron a Encinasola, en la vertiente occidental de la Sierra de Aracena, en la frontera con Portugal. Su fundación se debe a Alfonso X el Sabio, que concede la construcción de una aldea en torno al castillo.

Hijos (su gentilicio, marochos) del pueblo, conjuntamente con otros de Cumbres (probado documentalmente) y Fregenal de la Sierra participaron en la reconquista de Álora en 1484. Acompañaban a las tropas de los Reyes Católicos. Veneran como patronas a la Virgen bajo las advocaciones de Rocamador y de Flores.

El río Múrtiga antes de su confluencia con el Ardila en las cercanías del castillo de Noudar le sirvió de frontera con Portugal durante muchos años, antes de la libre circulación de ciudadanos europeos. El río, pasada la ‘charca de Flores’ hace un meandro pronunciado. Campo de dehesa. Encinas, silencio. Sobrevuelan la arboleda que acusa la sequía, aves rapaces. Hay una nota de quietud. Se escucha el silencio.

La ermita de Rocamador corona un pequeño cerro. Es una ermita blanca, cubierto de tejas rojizas. Es una pincelada blanca en medio de un bosque bellísimo en primavera y ahora pregona que es agosto y que es un año seco.

En la iglesia me reencuentro con amigos. gente que uno aprecia y que se siente querido por ella y entonces se acuerda del dicho tan suyo, tan propio:

-         “Bien bueno está…”

-         “Está bien bueno”

Gracias Alfonso, Fermín, Tomás - le dije a Esperanza, tu hija, que me despidiese de ti porque me esperaba mucha carretera –, Antonio, Remedios, Flores, Isabel, María…  “Po sí”.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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