9 de agosto, miércoles. El campo tiene lenguaje propio; su olor y su
color; sus faenas. El campo mide sus tiempos y los esparce a lo largo del año.
Cada invierno vienen las nieves que no vinieron nunca; cada primavera, pájaros
nuevos; cada estío, su calor y sus noches de estrellas; cada otoño, las lluvias
que fertilizan la tierra… Cada estación está marcada, y hombres que lo
contaron.
Era.- Espacio de tierra limpia y firme,
algunas veces empedrado, donde se trillan las mieses.
“A los días se les nota el cansancio. En las últimas eras hay que dormir arropados, porque
las noches al alargarse se enfrían” Las cosas del campo (1946), José Antonio Muñoz Rojas.
Trillar.- Quebrantar
la mies para separar el grano de la paja.
“y sabe
que cuando trilla y le canta a la
yegua cosas de su potrito, anda más contenta”. Revista de Folklore Canciones, Sobre el Amor
en Álora II (1992), Manuel
Garrido Palacios.
Cobra.- Cierto número de bestias
amaestradas y enlazadas para la trilla.
“Si la era fuese grande y mucha parva para
trillar se utilizan cobras o grupos
de varia mulas que arrastran el trillo
sobre el que se asientan dos o tres personas, pues a más peso el trillo
desmenuza y separa mejor el grano”. Tierra y mar (2013), Ezequiel Martínez.
Aventar. Echar al viento la mies
trillada para que se separe el grano de la paja.
¿Por qué vendrá la marea / ahora cuando ya
no hay parva / que aventar sobre la era?”. Mi primera palabra
(1979), Antonio García Barbeito.
Morero.- Hombre que en la
era realizaba faenas complementarias:
aventar, ahechar el grano, limpiar la granza y, además se encargaba del
avituallamiento del personal al que preparaba la comida, la merienda y el agua
necesaria. «Ya está aquí la marea», oías
decir en el sombrajo de la era, y los moreros—¿la
palabra deriva de «mareeros»?— se llenaban las manos de bieldos, y a la vega le
brillaba el perfil como la pulida mancera del arado”. La Tribu (2011), ABC
de Sevilla, Antonio García Barbeito.
Almiar.- Lugar donde se
almacenaba la paja que se utilizaba en los meses de invierno. “Cerca,
unos almiares y cercados, y si subes
el camino hasta la loma, el espectáculo, recién febrero, te resultará
inolvidable: primero el viento, que sube al cerro y silba grave; después miles
de acebuches y encinas”. Pueblos en
cuerpo y alma (2005), Antonio
García Barbeito.
PD.
Solo una muestra. La disponibilidad de espacio limita ampliar el vocabulario.
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