lunes, 7 de agosto de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. El castillo de Noudar


                           


                  Castillo de Noudar. Alentejo (Portugal)

 

Primeras horas de la mañana. Apunta día caluroso. Ni una nube en cielo. En la lejanía se recortan las estribaciones de las sierras. No transita casi nadie a estas horas tempranas por una carretera en buen estado de asfalto; en los laterales, jaras secas; encinas que resisten los rigores del estío…

Atrás queda Encinasola. A la izquierda, las sierras de Los Rabadanes, La Contienda, Maibozas y la Sierra de Aroche (Por la Sierra de Aroche vienen bajando unos ojitos negros de contrabando, decía la copla). Había también otro contrabando, pero ese paro otro día.  A la derecha, la Sierra de los Limones, en sus estribaciones, Valencita, que no se ve, o sea Valencia de Mombuey… Pasamos el Múrtigas, casi sin agua. Soledad.

-         Aquí, me dice Fermín, cuando existía la frontera estaba el puesto fronterizo de los Carabineros; un poco más allá, los Guardiñas.

Cruzamos un puente, estrecho y en curva; los laterales, encaldos. Estamos ya en Portugal. En Barrancos bordeamos una plaza. El centro lo ocupa una figura, en bronce, de un toro. El único lugar de Portugal donde se mata el toro en la plaza…En uno de los laterales un homenaje al ‘presunto’.

Una carretera estrecha y entre encinas nos lleva a la Fuente de la Pipa. En su lateral, una aceña recuerda los tiempos en los que la piedra molía con la fuerza motriz del agua el trigo. (Vengo de moler, morena, de los molinos de arriba, duermo con la molinera, no me cobra la maquila… y seguía con los molinos de en medio y con los de abajo). Una virgen ocupa un lugar de privilegio en la ladera; una garza en la quietud de una roca en el borde del agua contempla el movimiento de los peces… Se está bien en ese lugar recóndito.

Un camino terrizo nos lleva al castillo. Centinela fronterizo desde 1303. Amalgamas de ideas e información: Don Dinis, Beatriz de Castilla, la Orden de Avis y una población que ya no existe; otros, tiempos que tampoco. Muros de piedra encierran una ermita que tuvo razón de existencia; ya no tiene. Bordeamos la fortaleza. Campos de quietud y silencio. Sestean las vacas de una raza autóctona; otras, pastan. Uno se pregunta qué pueden comer estos animales en una tierra reseca. Abajo confluyen el Múrtigas y Ardila.

Al regreso nos paramos en la Heredade de Coitadinha. Está implantada sobre una plataforma de esquistos. La han habilitado para el turismo rural. Una mujer morena, guapa y enjuta nos sirve un café. Sabemos que estamos en el Alentejo…

 

 

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