19 de agosto, sábado. Echa
como para la parte de estación. Aunque puedes hacerlo en coche, baja a pie. Desde la Fuentarriba por calle
Encinasola, el Bajondillo y Tomás García (hay quien la llama don Tomas; es la
misma). Si vas por la carretera bordea el Cerro de las Viñas, Trabanca, abajo.
Verás el río ancho (porque las riadas que vienen, aunque cuesta creerlo tal
como está el patio) pegan muchas dentelladas y con meandros pronunciados;
enfrente, el Cerro del Espartal…
El tren el que vas a tomar para
que te lleve a El Chorro viene de Málaga y asomará despacio por la boca del
túnel. Cuando reanude la marcha, viene una curva pronunciada. Son por mor de
los sifones. Va despacio. A la izquierda, las faldas de El Hacho. Primero, más
próximas; después, más lejanas. Casi en un momento como que si y como que no,
el Santuario de Flores. Por la derecha, si miras por la otra ventanilla y más
allá del río, campiña y lomas, tierras de secano; campos amarillos, verdes
pardos… según qué época.
Cuando dejes atrás La Mellizas
(un puente de hierro pintado en azul, salva el Guadalhorce) vas camino del
corazón de la Sierra (la de Abdalajís o del Valle que es lo mismo, pero depende
con quien hables) Por la Cuesta del Cajero, los ‘mercancías’ – antes. cuando
las máquinas eran de vapor – le ponían la doble en cola y patinaban y hacía
fon, fon, fon… El tren subía lento, muy lento. Te permitía ver cómo pasaban
despacio los árboles, los cerros y las casas de Bermejo y Bombíchar. Recréate.
Entrarás en el Túnel de la Canasta. Comienza una sucesión de túneles:
noche-día- noche-día y así hasta salvar la cordillera. Todos tienen su nombre:
La Pinta, los Romerales…
Pero antes… No. No estás en
Suiza, aunque lo parezca. Entre túneles la estación de El Chorro (“como si de
pronto se entreabriera el día” como en la metáfora de Salvador Rueda). Tiene el
encanto de esas estaciones de montaña en la que nos preguntamos ¿cómo ha
llegado hasta aquí el tren? ¡Y yo sin
enterarme…! Apéate.
Se te abren tres posibilidades
de excursión: vía arriba, el “Caminito del Rey” por el Desfiladero de los
Gaitanes; al otro lado, las Mesas de Villaverde: Omar, Bobastro, historia
rancia de siglos; a las espaldas, rodeando la Almona por los Romerales y las
Angosturas, a lo alto de la Huma…
En los tres puedes echar el día
completo. Si tienes tiempo los tres. Si no, no me atrevo a sugerirte ninguna,
aunque lo estoy pensando…
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