jueves, 17 de agosto de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Las tetas y otras cosas

 

 


17 de agosto, jueves. Estos días, algunos medios escriben sobre el destape de Amaral en un concierto. Si les digo la verdad, y creánme que no miento, no tengo ni pajolera idea de quien es esta señora salvo cuatro pinceladas como que es cantante y que su popularidad ha bajado un montón en los últimos tiempos.

Ya se sabe que la gente que vive de otra gente, en el buen sentido de la palabra, claro, necesita estar constantemente en candelero o en primera línea más o menos y como decía aquel, lo importante es que “hablen de uno, aunque sea bien”. La señora ha creído oportuno enseñar sus senos y que media España hable de ella ya que, al parecer sus producciones musicales, pues como que no. Y entre la media que la olvidaba y la otra que la desconocía… La cosa como que no pintaba como ella quería.

Recuerdo ahora cuando en plena Transición hacia la Democracia las señoras que se dedicaban al espectáculo en los distintos campos – cine, teatro, canción… - casi se vieron obligadas, unas; voluntariamente, otras, a desnudarse delante de las cámaras en cine o las revistas que molaban en aquel tiempo: “si no sales en Interviú, dijo una, no eres nadie”. La pobre siguió siendo tan nadie como lo era antes de aparecer en la revista. (Los españoles, ayunos de sexo, por otro lado, viajábamos a Biarritz o a Perpiñán para ver El último tango en París).

Este verano le ha tocado a Amaral llenar las revistas, (¿por cierto siguen pagando aquellas cantidades desorbitadas que decían que pagaban por cazar tetas en la playa?) Ya se sabe que la estulticia humana y el aprovechamiento de otros, en ocasiones, pone el límite muy lejos.

Lo que sí tenemos cerca, bastante más cerca es la mediocridad que nos invade. Ver un programa de televisión que aporte algo, es casi tan excepcional como que el número que juega uno sea ese que cantan los niños de San Ildefonso en vísperas de la Navidad y no cuando lo dice el Corte Inglés. Pero eso son otros lópeces.

Remato estas líneas. Se me vine a la cabeza eso de que el ser más supremo de la Creación  -y  mire usted que hay seres bellos - es la mujer y si no ¿a ver quién me lo discute, si el propio Dios la escogió para Madre y se amamantó en sus pechos?

 

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