Para ti...
Foto de archivo
28 de
febrero, lunes. A media mañana, traje nuevo, camisa y corbata a
juego, zapatos negros de cordones… Dos
años de corbata colgada en el armario – las causas ya se saben – y el miedo por
si no abrocha el botón del cuello de la camisa. ¡Uf, qué miedo! Viene el
respiro, uno ha superado dos años, pero sigue teniendo el mismo perímetro y
¡abrocha! Se escapa un suspiro de alivio.
La luz jugaba al escondite con
las nubes… Mi alcalde me ha pedido que en el Acto Institucional del día de
Andalucía, glose a los homenajeados. Por supuesto que ante ese honor se dice
que sí y que se intentará hacer lo mejor que se pueda y a Teatro Cervantes
lleno, he desgranado el mérito de los que recibían el reconocimiento público y
oficial.
Y enumero con la cortapisa del
espacio y del tiempo, lo mejor que puedo resumir de sus méritos y de Belén
Infante, deportista, termino diciendo que “seguir y seguir… Admiración hacia
esta mujer”: de Juan Miguel Gómez que, hoy, además de los premios de la
comunidad, recibe el que le otorgamos sus amigos: excelente persona”. De la
familia Rivero (más de cien años dedicada al transporte de viajeros’; de
Muebles Hidalgo que “San José – que no se llamaba Juan – también era
carpintero” y de Imagina, que nació para ayudar a los demás…
Andalucía, en toda la tierra de
Andalucía que, en extensión es casi tan grande como Portugal y más que Holanda,
por ejemplo, hoy se ha homenajeado a su gente. En muchos sitios ha habido
reconocimientos públicos a personas, organizaciones, colectivos que han
aportado lo mejor de sí mismos. Me acuerdo también, de los que nunca han
recibido esos reconocimientos: aquellos niños que guardaban el ganado ‘por la
comida’ en los cortijos, los emigrantes en trenes camino de otras tierras, las
mujeres esclavas del servicio, de….
Me voy por el mundo de la
ilusión. Echo manos – sin olvidar aquello - de Romero San Juan, Rafael Hornero,
que se nos fue una mañana de verano y nos dejó dicho que “Dios hizo el mundo en
seis días, / y al séptimo descansó. / Y descansando soñó que le faltaba alegría
/ Y del sueño, creó Andalucía…”
Bandera blanca y verde…
Andalucía de gente recia con alma de artistas, de mares y campiñas
achicharradas, de cielos amplios, infinitos siempre, siempre por “España y la
humanidad…”
27 de
febrero, domingo. Desde primeras horas, el cielo dejó dicho que
el sol hoy no tenía paseo. Es más, hasta rompió el refrán: “no hay sábado sin
sol, ni mocita sin amor”. Pues naranjitas de la China. Lo de las mocitas sin
amor, no, no. Lo del sábado sin sol.
Cielo entoldado, todo cubierto
desde las primeras horas del día, viento del suoreste (al menos eso indicaba la
veleta que tengo en la esquina de la parra) con tan poca intensidad, que
parecía que estaba echado. O sea, apuntaba al Golfo de Cádiz que es por donde
entran las borrascas que traen en su interior la Gracia de Dios.
Tenemos tantas ganas de lluvia
que parece que espantamos el agua. Un amigo al que le he comentado cómo estaba el
día, me ha preguntado que qué es eso de espantar el agua. No he sabido que
decirle… Leí en cierta ocasión, que los hipocondríacos atraen a las
enfermedades. Desconozco que nombre se le puede aplicar a eso de desear el agua
de lluvia…
Las predicciones
meteorológicas, al menos a las que tengo acceso, informaban de la probabilidad
del cien por cien de lluvia. Seguro que eso debe ser otra cosa porque cumplir,
al menos por lo que yo entiendo de esta estadística, como que no.
Desde Uriquí capté cuando caía
la tarde, la foto que ilustra el artículo. Las cumbres de los montes de
enfrente, se recortan en un cielo gris, espeso, opaco y sin ninguna fisura por la
que pueda filtrarse algo de azul.
Baja la ladera un caserío
blanco, disperso y distante. Ese caserío está orientado a poniente. Juega con
la ventaja de ver cómo se va el sol cada tarde. Hoy se ha quedado compuesto y
sin novia, porque la luz ha jugado al escondite durante todo el día.
En la media distancia, el
castillo de Las Torres. ¡Cuánto tiempo oteando el horizonte! ¡Cuánto sabrán sus
muros desvencijados por el paso de tiempo de las esperanzas incumplidas, de los
sueños hechos añicos, de los deseos como los que llevamos acumulados durante
estos meses que se quedan en apetencias y en esperar que… ¡otra vez será!
En primer plano, el pueblo. El
pueblo blanco de tejados pardos… Álora, a medio camino entre el mar desde donde
tienen que venir las borrascas que no llegan y las tierras interiores de la
provincia de Málaga…
26 de febrero, sábado. Su nombre científico, Beta vulgaris, y es ‘familia’
de las remolachas y espinacas. Oriunda de Europa meridional, donde crece
espontánea y recibe un sinfín de nombres atendiendo a su origen. Si es bravía o
si procede de cultivos. En Madrid, según el catálogo del Jardín Botánico, si
viene de Chinchón se la conoce como acelga, si es de Aranjuez, espinaca, si se
ha cultivado en los Santos de Humosa (en el Corredor del Henares), acelguilla….
Es una verdura muy peculiar. Se cultiva en todo
el mundo y es una hortaliza propia de los meses de invierno, aunque no se
descarta su producción y posterior consumo en los meses de otoño.
De la acelga se aprovecha ‘todo’, es decir, la
hoja de color verde frondoso con las nerviaciones muy marcadas, y la penca, que
es blanca. La cocina sabe sacarle rendimiento y aparece en numerosas recetas. Su
sabor dulzón combina bien con otras hortalizas y legumbres, principalmente con
el garbanzo.
Su cultivo es bianual. Florece en el segundo
año de la siembra (puede ser por semillas o por plantitas) pero no es óbice
para que se pueda consumir al poco tiempo de su plantación, en cuanto consigue
un desarrollo apropiado. Las acelgas piden una tierra ligera y riegos moderados
sin encharcamientos.
La materia orgánica le proporciona un
crecimiento espectacular y es pasto apetecido por caracoles, babosas, grillos y
pajarillos, que cuando tienen poco desarrollo, picotean sus hojas tiernas.
Es muy baja en calorías, inferior a 20 kcal por
cien gramos. Se utiliza en las dietas de adelgazamiento. Se aprovecha, también
su riqueza en fibras que facilita de gran manera el tránsito intestinal.
Su consumo tiene un efecto depurativo y
diurético debido a la gran cantidad de potasio que contiene, previene las
cataratas y las enfermedades cardiovasculares…
En cuanto a los nutrientes, aportam vitaminas
A, B1, B3, B5, B6 y B9, además de la E y la K. Son ricas en minerales y calcio,
sodio, potasio, cobre hierro y fósforo. Vamos, una mina (con lo poco que me
gustan).
Además es rica en ácidos grasos como el Omega-3
luteína, flavonoides, y zeaxantina (que no tengo ni zorra idea que son pero que
al documentarme para escribir estas líneas… pues eso, y betacaroteneo que dicen
que fortalece las células. Ayuda al sistema inmunológico y propicia a controlar
el colesterol.
Visto lo visto, hay aparcar los gustos y a
consumir ¡acelgas!
25 de febrero, viernes. “Por la
mar chica del puerto / andan buscando los buzos / la llave de mis recuerdos…”
Lo dejó dicho el maestro Alcántara probablemente una tarde en la que veía el
mar azul desde la terraza de su casa “en el rincón del Rincón” o miraba cómo se
perdían los barcos en el horizonte o cómo las olas traían el nácar de la espuma
hasta el rebalaje de la playa… No lo sé. No sé tampoco ni cómo, ni dónde ni
cuándo el maestro nos lo dejó para que meditásemos un rato.
Se han venido al remanso del
puerto todas, bueno a lo mejor no son todas, pero casi todas las gaviotas. Han cambiado los acantilados por la quietud
del agua entre malecones de cemento y los mástiles de los barcos por la
pasividad de la farola – en Málaga no tenemos faro, sino farola – que da
destellos que compiten con las estrellas.
El mar canta de muchas maneras.
Los que viven cerca de él saben cómo ruge en las noches de Levante, o cómo susurra
cuando el temporal dice que toca estar quieto. Tiene el mar ahora una canción
cambiante, distinta. Es una canción de llanto y pena.
El mar, otro mar, acaba de
conseguir el primer flas de telediario. Es un mar lejano, muy lejano. Es bravo
y profundo y se las anda frente a las costas de San Juan de Terranova – que ha
traído la vieja noticia de la muerte – desde esa parte de América del Norte que
llaman Canadá.
Un puñado de hombres han
perdido lo más preciado que tenían: la vida. Un peligro extremo, un salario de
miseria para compensar los sacrificios que hacen en la búsqueda del pan de cada
día. Allí el sol molesta poco, muy poco. Dicen que era una borrasca muy
profunda con olas que rompen moldes. Había de todo menos monotonía y, para no
faltar, no ha faltado ni la tragedia.
Ahora aquí, en una tarde soleada,
las gaviotas se han venido a sestear en las aguas del puerto. Muchos corazones
andan en otros puertos rotos por el dolor. Un puñado de hombres no volverán
nunca y esa palabra alcanza todo su sentido: ¡nunca!
Qué pequeña es la mar chica del
puerto. Casi no caben las gaviotas mientras uno se halla atenazado por tantos
por qué, por tantos recuerdos, por tanta rabia de impotencia…
Hoy la rosa, la rosa blanca de la paz, si me lo permiten se la vamos a dedicar a todas las personas - de los dos bandos- que sufren los horrores de la guerra en Ucrania.
Foto de archivo
24 de febrero, jueves. La tarde tiene ahora una
canción distinta. Se ha ocultado el sol radiante que lució a ratos por la
mañana, y se ha entoldado de nubes grises, distantes, lejanas. Todo está bajo
su manto. Han comenzado a caer unas gotas. La alegría ha durado muy poco, tan
poco, que ni siquiera se ha sentido el repiquetear de la lluvia en el alféizar
de la ventana.
Dice el hombre del tiempo, que
la borrasca viene desde las Islas Canarias hacia el Golfo de Cádiz. O sea, de
las buenas de verdad, pero ha dibujado en el mapa las flechas que indican la
dirección del viento y anuncia que viene de Levante. Aquí, el refrán - ¡cuánto
sabe el refranero! – dice que el “Levante las mueve y el Poniente las llueve”.
¿Y si por una vez se equivoca y no acierta? ¿Dónde hay que firmar?
Gris está también el cielo de
Ucrania. Creo que aún está más gris el alma del hombre o de los hombres que han
desencadenado la guerra. El ser humano lleva sobre la tierra tropecientos
millones de años. Ha llegado a la luna, pero no ha conseguido tres objetivos
fundamentales: Dominar el hambre, morir sin dolor, y evitar las guerras.
Dios una tarde – porque estoy
convencido que debió ser por la tarde- lo hizo a su imagen y semejanza. Ustedes
se preguntarán porque digo que era por tarde. Muy sencillo. Por la tarde las
sombras se alargan y todo parece más gris. Algunos comportamientos de los
hombres, han perdido la fuerza de la luz. Son grises, muy grises, demasiado
grises.
Las circunstancias, por llamar
a la situación de alguna manera que no sea hiriente, nos muestran imágenes de
muchísimo dolor. Cúpulas de bulbos dorados rematadas por una cruz y recortadas
bajo un cielo muy oscuro – del futuro no hablamos – y plomizo. En la lejanía
columnas de humo. Llamaradas de las bombas, restos de un incendio semiapagado…
Las imágenes de la televisión
muestran una mujer que llora desconsolada con el corazón hecho añicos. Llora,
grita sin que nadie la escuche. Sobre impreso, bajo las imágenes, aparece una
leyenda “¿Dios mío dónde voy, donde me refugio?” A veces uno no tiene palabras
y siente por dentro un desgarro y sale entre dientes: ¡canallas! Todo esta
tarde está bajo un cielo gris, demasiado gris, como algunas conciencias, como
algunas respuestas, como ese futuro que está al revolver de la esquina…
23 de
febrero, miércoles. Por la mañana en el despacho rompo papeles. Es
un zafarrancho de limpieza. Entro como dicen que hicieron las tropas del Emperador en Roma,
pero sin espadas ni arcabuces ni con las ideas de Caín. Solo limpieza y ganar
espacio.
He roto papeles que llevaban en
las carpetas más de cuarenta años. Carpetas de cartón de color azul y gomillas,
de esas que ya no se usan. Eran papeles
de cuando comenzaba a escribir. Apuntes de viajes, notas sueltas, artículos. Algunos
publicados; otros, no. Colaboraciones en revistas, presentaciones….
Decía Josep Pla que el problema
de los que escribimos – o manchábamos papeles, porque ahora se escribe en el
ordenador – es de una enorme complejidad. Nos tenemos que hacer entender. No es
fácil. Uno tiene que llevar lo que piensa a la forma escrita y ahí pueden
surgir un montón de problemas.
De joven el mundo se ve de una
manera. Luego, comienza a aparecer de otra. Al final, ni lo uno, ni lo otro.
¿Se acuerdan de aquello de los tres apelativos del rey Sancho? Sancho el Bravo; Sancho el Fuerte; Sancho el Bueno…
Algo de eso.
Me encontré también con
sorpresas muy agradables. Por ejemplo: el carné de militar (1971), los folios
que en la mesa del escritorio ponían a disposición de los clientes en Hotel
Charles Dickens, en Londres (1974), billetes de la Inturist en la Unión Soviética… Viaje en el Transiberiano (1982), y
así un “suma y sigue”.
Los años han pasado como las
hojas caídas en el otoño. Un viento que llamamos vida se los ha llevado a no
sabemos dónde. Ahora afloran en un montón de recuerdos. A veces, son como esos
espinos que arrastraba el viento y rodaban y rodaban por la calle del poblado
del Oeste desolado, mientras otros observaban desde detrás de las ventanas.
Un amigo me dice que eso es
porque cada vez sentimos los tiros más cerca de los pies. Puede ser. Uno va a
tener que echar mano – y lo hago, y la pongo de fondo, para terminar este
artículo – a la música de Ennio Morricone. En lo del desierto, que cada cual
elija el que más le guste. De Almería a las praderas que se extienden delante
de Las Rocosas, hay un trecho…. Ojalá no escuchemos aquello de… “yo que tú, forastero, no habría venido…”
El día ha amanecido radiante,
luminoso; el cielo azul, ni una nube; el viento en calma, tan parado, que ni
siquiera los pimpollos más tiernos de los árboles se movían. Zumbaba el aleteo
de las abejas. Libaban en las primeras flores de esta casi primavera que desde
hace unos meses convive con nosotros.
Los hombres del campo tienen
sus conocimientos fundamentados, la mayoría de las veces, en la experiencia y
en la observación. Dice el refrán que “más sabe el diablo por viejo que por diablo”
No me cabe la menor duda que algo de verdad hay en la afirmación.
Escudriña el cerco de la luna,
el comportamiento de los pájaros, de los animales, el rumbo de los vientos, el
camino que toman las nubes…. Acopia su sabiduría y luego, de una u otra manera,
amasa las consecuencias y saca el pan, alimento de su propia vida.
En noviembre de 1989, en la
mediación del otoño, la estación propicia para la entrada de borrascas
atlánticas y, por consiguiente, época de lluvias, llevábamos una sequía
preocupante. No nacían las sementeras, los pozos se vaciaban, no habían corrido
los arroyos, los veneros daban de corto.
Aquella mañana del día 12, era
domingo. Acudimos a El Chorro. La Asociación de Vecinos celebraba la fiesta de
la Medalla de la Virgen Milagrosa. Congregación multitudinaria de personal – la
mayoría vivía fuera – que acudía al reencuentro…
Luis Arana en conversación
entre amigos – Paco Parras y Juan Rivero -, nos dice: mirad el cielo – una bandada
de buitres sobrevolaba los picos calizos de los Albercones y el Desfiladero de
los Gaitanes – el que cruza el Caminito del Rey – “cuando los buitres dejan la
campiña y se refugian en El Chorro, es señal de agua y de que va a cambiar el
tiempo…”
Mi amigo Miguel Ángel me ha
enviado la foto que ilustra el artículo de hoy. Una bandada de buitres sobre
los pinares de las Mesas de Villaverde… Él, dice que puede ser que esperan la
llegada de los forestales que les traen la comida. Me pregunto dónde estaban y
ayer y anteayer y el día anterior a anteayer…
Alguien acuñó: “la esperanza es
lo último que se pierde”. Agrego que como, además, es gratis… Pues eso y ¿si
por una vez se cumplen y se hacen ciertas las señas y viene un cambio de tiempo
que tanto necesitamos? Es cuestión de paciencia…
Nuestra Señora del Rosario. El Borge (Málaga)
-
Es que hoy, ¿sabe usted? - me dice un hombre
joven, con barba de hace unos días, a quien pregunto- No lo han abierto porque celebran una prueba
ciclista de bicicleta de montaña, y como hay tanta gente…
-
Claro, le contesté, lo entiendo… ¡Otra vez será!
Yo iba al encuentro del museo
que Salvador Pendón – generoso con su pueblo- ha cedido a El Borge. Más de tres mil piezas componen el fondo:
objetos bibliográficos, discográficos y gráficos instalado en los bajos del
Consistorio.
A El Borge se llega por tres
caminos – en el mapa lo tienen como carreteras – desde Comares, Benamargosa y
Cútar; desde El Rincón de la Victoria, Benagalbón y Almáchar; desde
Velez-Málaga, orillando el río… Da igual. Los tres, tortuosos, difíciles, con
buen piso, muchas curvas y un paisaje bellísimo. El hombre - ¡y eso que no
tiene agua! – ha doblegado a la naturaleza y ha cambiado los cultivos
tradicionales. Ahora crecen mangos, aguacates…
El Borge es una pincelada
blanca perdida entre montañas, un suspiro morisco, un recuerdo y una lucha para
subsistir en una tierra quebrada, muy quebrada. En El Borge mana el esfuerzo,
la lucha contra lo inhóspito. La viña, las cepas de la viña que esperan
rebrotar con la primavera, es la imagen del hombre que puede contra toda la
adversidad.
Pervive la cal morisca, rejas
entrelazadas; trazado de calles estrechas, tortuosas, suben, bajan ahítas de
macetas con flores; embrujo en cada
esquina; chimeneas rematadas con tejas de barro, ayudan al humo para llegar a
lo más alto, o sea, al cielo….
En su suelo, dice la historia
que, además, nacieron Ibn-Baitar, “el hijo del veterinario”, botánico.
Introdujo el cultivo de los cítricos en el río Benamargosa, antes de emigrar a
Egipto; Martín Vázquez de Ciruela, teólogo en la corte de Felipe IV, murió en
Sevilla como archivero de la Catedral; Luis Muñoz García, “el Bizco de El
Borge” bandolero del siglo XIX que murió en Lucena…
Callejeo, me acerco al Parque
La Alcúa. Remanso recóndito, intimo. Lugar para entornar los ojos y soñar. Todo
es umbroso, sombrío. En unos jaulones pían cotorras, periquitos y pájaros
exóticos; en otros, gallinas de Guinea y perdices; patos en el estanque; dos
conejos dormitan echados junto a la valla metálica. El letrero de la puerta lo
anuncia como Jardín Botánico. Entre los tejados se recorta la torre campanario
de la iglesia del Rosario…Tengo pendiente una vuelta a El Borge.
Foto. Juan Blanco Cabrera
Llegó a mis manos por
recomendación – uno tiene la mala
costumbre de hacer caso a lo que dicen los amigos - de Fulgencio. Léete, me
dijo, Paisajes de la Historia de España.
Es de Fernando García de Cortázar…
Es lo que he hecho. El profesor
tiene una clarividencia que solo dan los años y la formación. Ha escrito, a
modo de ensayo, pequeñas reflexiones sobre hitos, acontecimientos y hechos
acaecidos en nuestra Historia.
Entre otros, dedica un capítulo
memorable al reinado de los Reyes Católicos – ese reinado y personajes a los
que algunos analfabetos desprecian – donde habla de la talla de ambos dos, de
lo que aportaron y de lo que significó su paso por aquí.
Escribe García de Cortazar, por
cierto, la obra está publicada por Espasa 2021, de Santa Fe, de la toma de
Granada y de las consecuencias, así como de los antecedentes a todo lo que
aquello supuso, de los personajes que convivieron con ellos y de cómo lo
contaron sus coetáneos como Pedro Mártir de Anglería, Gonzalo Fernández de
Oviedo o Jerónimo Münzer, que estuvo en capital nazarí dos años después de la
conquista.
Dice el profesor que el
ejército de Isabel y Fernando, se convirtió en el más temible de Europa. Su
eficacia fue padecida por los franceses con el Gran Capitán, en Italia o luego,
un poco más tarde, ya muerta Isabel, cuando el rey Fernando decidió hacerse con
el reino pamplonés gracias a los buenos oficios del Duque de Alba.
Afirma que la ayuda que pidió
Constantinopla y no recibió de Europa, tampoco la obtuvo Granada de los
emiratos musulmanes del Magreb. La dejaron sola con sus disputas internas. El
hambre y el desaliento hicieron el resto. Fue incapaz de detener la marea que
venía con los cristianos.
La artillería desempeñó un
papel fundamental. Alora, ‘la bien cercada’, cayo en junio de 1484, Ronda en
1485, dos años después le llegó la hora de la rendición a Málaga, por el occidente.
En la parte oriental en 1489, tras un largo asedio, se rindió Baza. El invierno
había sido duro, durísimo. “Hasta se helaron las viñas” dice el cronista Andrés
Bernáldez, cura de Los Palacios…
Granada ahora, con su cielo
azul del mediodía, su vega fértil de choperas en las riberas del Genil, ve como
se recorta la silueta de su Alhambra contra las cumbres blancas de Sierra Nevada.
Quieren para cultivo una tierra franca,
limosa, ligera, sin encharcamientos y con aireación. Aman el sol y no son amigas
de las temperaturas muy bajas. Tienen buena literatura. Las presentan a manera
de ensaladas, y combinan con otras hortalizas…
En la antigüedad los egipcios que sabían
un montón de cosas, las consideraron como plantas con poderes sobre el sexo que,
entonces, no lo llamaban de esa manera, sino que, según ellos, incidía de
manera muy directa en la relación entre hombres y mujeres. ¡Qué cosas! ¿Verdad?
Los romanos, que tampoco eran tontos del
todo, le encontraron unas propiedades diferentes. Difundieron que si se
consumía en las cenas - de grandes cenas, en Roma sabían un mucho – propiciaba
el sueño. Del vino que tomaban, no decían ni pío…
Carlomagno difundió su cultivo, y
consumo por todo su territorio. Le reconocían poderes curativos como a otras
hierbas y pedía que no faltase su cultivo sobre todo por ser muy poco exigente
y muy agradecida a la materia orgánica.
En el siglo XXI, los hombres que
estudian todas esas cosas que no estudian los demás, han llegado a la
conclusión de que, además de encerrar en sí un montón de propiedades, son
afrodisíacas. O sea que dicen casi lo mismo que los egipcios pero con otras
palabras.
Su consumo es muy beneficioso. Es rica
en un puñado de vitaminas: A, E, C, B1, B2, Y B3, vitamina K, y en ácido fólico
y potásico. Poseen, también calcio, magnesio, sodio y potasio. Su consumo diario aporta al organismo además
de las vitaminas, betacarotenos que dicen los que saben que, entre otras cosas,
protegen a las células de posibles daños, y ayuda en los tratamientos contra la
osteoporosis… ¡Y todo eso, con solo comer lechugas! Para que luego vengan y
digan: “más fresca que una lechuga”.
En las dietas alimenticias se utilizan
porque su ingestión facilita la digestión, tonifica el estómago si se toma como
entrante por sus nutrientes y su riqueza en enzimas.
Se cultivan en todos los puntos de
España, pero tienen un sello especial las que vienen de la Ribera del Ebro. Se
conocen con el nombre de ‘cogollos de
Tudela’. Es una lechuga con forma de repollo, o sea, que se parece a la col
pero su textura y su presencia es diferente. Es el símbolo de aquella zona de
Navarra… Ya ven y todo, por una simple lechuga.
18 de
febrero, viernes. Álora, febrero. Es un febrero raro. Se ha venido la
primavera de pronto. La luna llena, en un cielo limpio de nubes, estaba
preciosa. Era una luna clara, inmensa. Llenó el cielo desde muy pronto. A
última hora de la tarde ya estaba entronizada sobre los cerros de enfrente y,
al rato, había oscurecido a todas las estrellas que aparecen distantes en las
noches cerradas.
Da gusto andar por el campo
estas noches de luna. Llega a todos los rincones de la huerta. Las ramas de los
árboles, quietas dan cobijo a los pajarillos que optaron por refugiarse entre
sus hojas para sus horas de sueño. ¿Por cierto, ¿soñarán los pajarillos como a
veces soñamos los humanos?
Uno en esas noches placenteras,
deja que vuele la imaginación y, en ocasiones, tiene que ir a recogerla lejos,
muy lejos. Santa Teresa creo que decía que la era ‘la loca de la casa’. Santa
Teresa en eso, como en otras cosas, estaba llena de razón.
La luna pone sobre los
caballetes del corral una luz suave. Los árboles, como no hace viento, están
quietos como figuras encantadas y dejan inmóviles las sombras. Estáticas, solo
se desplazan con el movimiento de rotación de la tierra. La luna entonces, a
las sombras les da otras formas y las hace diferentes.
En la lejanía intuyo el río que
sé que está allí pero que no veo. No veo tampoco la vegetación de ribera que
crece en sus orillas. Desde aquí, todo está confuso bajo una neblina blanca,
difusa, perdida…
Luego, cuando llegue la
madrugada y cambie el aire, unas nubecillas de levante ponen un vaho sobre el
cielo. Es una gasa extendida de punta a punta. Lo que hace un rato era un cielo
limpio y despajado, se torna un poco sucio y diluido que pierde el esplendor
que tenía a primeras horas de la noche.
Hace un rato - era todavía
temprano - bajó una zorra por la ladera
de enfrente de la cañada. Las zorras bajan de la sierra en busca de su caza por
senderos marcados. Son sus caminos. Los perros le han ladrado desde la lejanía,
pero no han ido a su encuentro. Los animales tienen sus normas y, entre ellos,
no se corren las lindes. Alora, febrero. Luna de noche clara…
17 de febrero, jueves. No se puede entender un trigal
sin amapolas, ni el Tirreno sin sirenas,
ni a la Toscana sin cipreses en los campos. No es Málaga sin palomas en el
parque, ni gaviotas en los mástiles de sus barcos. No se puede entender un
campanario sin campanas, ni una niña sin amores, ni una aurora sin rosarios. No
se puede entender abril sin azahar, ni mayo sin claveles, ni biznagas sin
jazmines, ni septiembre sin varas de nardos…
Antoñita es al flamenco como el
ruiseñor al alba, la alondra a la mañana o la golondrina a la primavera.
Antonia Contreras es al Cante como el sol a la rosa, como la espuma a la ola
que viene a dar en la playa una noche de luna clara.
No se entiende a Beatriz sin
Dante, a Laura sin Petrarca, a Dulcinea sin Don Quijote. No se entiende el
flamenco en este siglo XXI sin Antoñita, sin la voz de Antoñita Contreras, como
tampoco se puede entender el Cante de otro tiempo sin Pastora Pavón, sin
Imperio Argentina, sin la Trini, sin Fernanda o Bernarda de Utrera. Eran otros
estilos, otra manera de desmadejar el Cante. El Cante es vida y la vida no se
detiene. Regala lo que es esencia – y Antoñita lo es - de cada momento.
Antoñita en su obra Singular Femenino, ha dicho que su voz
es terciopelo en la manera de irrumpir en el mundo del arte, del misterio, del
embrujo, de la poesía que, además de otras cosas, lleva el Flamenco en su
esencia…Antoñita es luz – por algo le
dieron la Lámpara Minera en el Cante de las Minas – y oro, que a modo de
Medalla, le entregó Álora una mañana de febrero…
Canta ahora a poetas ¡con lo
difícil que es llevar al Cante la métrica, la cadencia, el ritmo del verso…! La
letra de Sor Juana Inés de la Cruz, María Elena Walsh, Dulce María Loynaz,
María Rosa Gálvez de Cabrera, Rosalía de Castro Carmen Conde,..; Juan Ramón
Caro y Andrés Cansino – y otros - le han sacado a la guitarra las notas precisas,
oportunas, únicas…. Entre todos han conseguido lo sublime, lo esencial en Singular Femenino que, a modo de CD, nos
regalan para deleite de los que gustamos de estas cosas del Cante.
15 de
febrero, martes. El
Lazarillo era un niño travieso, ingenioso, pillo. La vida no le había dado
nada y le había quitado casi todo. Desconocemos su nombre y quién escribió su
historia. Su nacimiento fue en una aceña del Tormes, en Salamanca. El río viene
del Prado de Tormejón, en Navarredonda de Gredos, y se entrega al Duero en
Ambasguas cerca de Femoselle…
A lo que iba. Lo recogió un
ciego a quien sirvió. El ciego no era un hombre bueno. Dice el libro que se
hacían la puñeta mutuamente. Cuenta, “que usaba poner cabe sí un jarrillo de
vino cuando comíamos…” El niño fingiendo tener frío, usó de todas las tretas
para beberse el vino. Un día, descubierto en sus ‘hazañas’, el ciego le rompió
el jarrillo de barro en la cabeza y lo curó con los restos del vino que quedaba.
“Lázaro, le dijo, lo que te enfermó te
cura y da salud”.
Uno de los grandes escándalos de la Historia viene
después del Diluvio. Cuando llovía de verdad. No como ahora que ni llueve ni ná. Noé se encerró en el Arca y
cuando la cosa se normalizó, salió a tomar el sol y bebió más vino de la cuenta
y la cogió de las grandes. Los hijos, al verlo con poca ropa…. Bueno ya se
sabe.
Caná de Galilea estaba de
fiesta. De boda para más señas. En los casorios la gente bebe y bebe. Leñe que
se acabó el vino. María que está en todo… Bueno, que si Hijo que no tienen
vino, que si haced lo que Él os diga, que se lo llevó al huerto y el mejor vino…
Y no solo eso. Cristo da comienzo a su vida pública.
Noche de Jueves Santo. Viene el
gran día de la Pascua. Cena en Cenáculo. Comen, anuncia lo que viene. ¿Maestro,
quién es? Aquel al que Yo le dé de beber… Y todo eso, y además, Jesús va y se
deja caer y dice que es su Sangre y que “lo hagáis en memoria mía… O sea, final
de su vida pública.
Hoy el Parlamento Europeo debate
sobre el vino. Quieren ponerle una
etiqueta en la botella diciendo que, como el tabaco: “mata”. Y el pan con pringá
de puchero, también… ¡Caramba con los parlamentarios! A lo mejor es que solo
beben café con leche…
14 de
febrero, lunes. En el telediario de la tarde, ayer un
importante cargo de la Unión Europea declaró que debemos estar preparados para
lo peor y esperar lo mejor. Es una manera de decir mucho y no decir nada, o al
revés para que nos entendamos.
Las imágenes que llegan de esa
tierra lejana que dicen que produce mucho trigo, son escalofriantes. Por el
frío – la nevada lo cubre todo - , por el despliegue militar de ambos dos que
se enseñan lo más bajo que anida en sus almas, o sea la guerra y por el pueblo,
que una vez más pone la espalda y la impotencia y la resignación.
En esos campos, la División
Azul, aquel componente de un ejército de españoles bajo el mando de la Alemania
nazi, padeció lo indecible. Sufrieron y murieron sin saber realmente a qué
puñetas habían ido. La propaganda vendió que su misión en Rusia era combatir el
comunismo. Al menos eso nos decían en la escuela…
En esos lugares cayeron también
las tropas más importantes de la Europa de comienzos del siglo XIX. El General
Invierno venció a Napoleón. Como tantos prepotentes despreciaron al enemigo.
Hicieron un avance de tierra quemada, llegaron a las puertas de Moscú. Allí los
esperaron. Iniciaron el repliegue y en su desesperada huida encontraron la
nada. Campos desolados, aldeas quemadas, ríos congelados… La derrota fue total.
Anida aún en su suelo, un
desastre nuclear de hace unos años (1986) en Chernóbil. Nadie quiere recordarlo
y lo que es peor, reconocer la radioactividad que debe andar a sus anchas por
sus tierras. Decían que eso iba de durar no se sabe cuántos cientos de años en
volver a la normalidad... Ahora, el desentendimiento de las dos grandes
potencias, parece que lleva directo al caos, a otro caos, el de la guerra.
Las televisiones ponen imágenes
de personas que huyen. Desde sus países de origen les han dicho que pongan
tierra de por medio y abandonen Ucrania, tierra de estepa interminable, de
llanuras infinitas, de nevadas y fríos insoportables. He leído en algún sitio, que
los rusos saben soportar el hambre, pero ¿la hedonista Europa soportará el frío
cuando nos corten el paso del gas? Tiempo al tiempo. La cosa pinta mal y aún
puede ir a peor.
13 de febrero, domingo. Tiene un sabor diferente. No es
como otras mermeladas confitadas a base de azúcar y mucho hervor en la
cacerola. Tiene ese punto de amargo, como dicen los árabes que tiene que ser
también el té: amargo como la vida, dulce como el amor… Algo así, pero
distinto. Hablamos de la mermelada de naranja amarga.
En el campo había un dicho: “Ni
antes de Navidad, ni después de Reyes”. Marcaba la fecha idónea para la
recolección de esta variedad de naranja. En el puerto de Málaga se hacían
embarques con destino a la industria del Reino Unido que era el principal
comprador.
Es un árbol bravío, duro,
resistente a las heladas, a la falta de agua, a las calores rigurosas del
verano, al mal cultivo… De hecho vive en los bordes de las vías del tren, en
las aceras de las ciudades, en los parques.
El naranjo amargo es uno de los
arboles a los que se le saca varios rendimientos. Puede ser patrón que soporta
sobre tronco injertos de otras variedades de cítricos: naranjas, mandarinas,
pomelos o limoneros. Con el limón a veces ofrece un rechazo y genera un grosor
a mitad del tronco – el miriñaque – que puede terminar ahogándolo y causarle la
muerte.
Su flor, el azahar (como las de
las otras variedades de cítricos) florece en primavera, principalmente desde
finales de marzo hasta antes de entrar mayo. Perfuma las noches de abril, la
cantan los los poetas y es uno de los puntos sine qua non para que la
Semana Santa tenga, además del amor de la Pasión, ese olor único, propio,
identificativo…
Antiguamente ese azahar se
recolectaba para hacer esencia – esencia de azahar – un perfume que los
técnicos en esas labores llevaban desde el alambique al frasco y de allí a la
perfumería y de la perfumería… pues eso.
Se aprovechaba el casco para
alimento animal y la cáscara ya seca…De sus hojas hervidas se conseguían
infusiones para dar tranquilidad al Sistema nervioso. Era una competencia con
otras similares, provenientes de otros árboles como era el caso de la hoja del tilo…
Su cultivo prácticamente ha desparecido.
Carece de valor comercial. Es un árbol decorativo. El Ayuntamiento de Sevilla
es el mayor productor de naranjas amargas de Andalucía. Estos días, los frutos
muy maduros, se desprenden de los árboles e inundan las aceras con perjuicio para
viandantes. Otros, los recolectan para darles un uso industrial…
Brotes de endivias
12 de
febrero, sábado. Ahora cuando en el aire flota esa cosa
indescriptible, intima, que anuncia que aún es invierno – que no llueve - pero
que viene la primera, ahora, precisamente ahora, en su mediación, es el momento
de la siembra de las endivias.
Es una hortaliza (da igual que
se escriba con ‘b’ de buena o con ‘v’ de virguera) llena de contradicciones.
Verán. Parece una lechuga y no lo es. Necesita la luz, el nitrógeno y el agua
para vivir y prefiere la oscuridad, el poco alimento y huye del encharcamiento.
Se descubrió por casualidad en
1830, por el Jefe del jardín Botánico de Bruselas, Frans Bressier. El hombre
resguardó en un sótano unas plantas de
achicoria (la endivia es un raíz de achicoria) para salvarlas de las heladas
que en invierno asolan Bélgica y así poder obtener posteriormente un sucedáneo
del café…
Al cabo de unos meses, se
percató de que aquellas raíces, en plena oscuridad, habían germinado en unos
tallos blancos, comestibles, de cierto sabor amargo y de una textura muy
aceptada por el paladar…
Tiene dos fases en su
producción. Se deposita la semilla en suelo arenoso y con cantidad de
estiércol. El humus de lombriz es el sustrato más apropiado. En otoño, esas
raíces se sacan de la tierra, donde deben haberse desarrollado ya con un grosor
considerable. Se colocan cubiertas de
estiércol en cajones y se riegan lo suficiente para que se mantenga la humedad.
Se cubrem con tierra o con plástico negro. La ausencia de luz provoca el nacimiento
de las hojas blancas.
Las endivias tienen en su
composición un noventa y cinco por ciento de agua, lo que las hace muy bajas en
calorías, aporta hidratos de carbono y proteínas. Es rica en fibras. Facilita
el tránsito intestinal. Cuenta con hierro que ayuda a combatir la anemia y con
potasio. Se usa también, como diurética.
Después de la Segunda Guerra
Mundial, su cultivo y consumo se extendió por Francia y de allí al resto del
mundo. En Japón tiene consideración de majar de lujo. No falta en las grandes
celebraciones gastronómicas.
En la cocina española, entre
otras recetas, se utiliza con queso roquefort y queso azul, nueces, anchoas y
se braseadan con salmón ahumado. Otra manera de consumo es en ensalada. En su
composición pueden entrar mangos, piñas,
kiwis y aguacates, nueces de la variedad Pacano, y salsa rosa…