domingo, 17 de octubre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Viaje a Portugal. Monasterios y mares (4)

 

 


                               Monasterio de Batalha (Claustro)


A primeras horas de la mañana el viajero se acerca al Monasterio de Batalha, en la Beira Litoral. Las obras – gótico manuelino- se iniciaron cuando el rey don Juan I, fundador de la Dinastía de Avis, para conmemorar la victoria sobre los castellanos en 1385, en la batalla de Aljubarrota. Las obras duraron dos siglos, el reinado de siete reyes y quince arquitectos. Dos soldados, en una capilla del claustro, montan guardia al soldado desconocido bajo un Cristo mutilado en sus piernas…

Bordean la sala capitular, las ‘Capelas Imperfeitas’. Además de dejar patente que faltó dinero para terminar la obra, dejan también entrever una de las maravillas de encaje en piedra, que uno puede encontrarse sin esperarlo, de sopetón, en esas sorpresas que el viaje ofrece en cualquier recodo del camino. ¡Ah! lo de ‘imperfeitas’ solo una manera de dar nombre…

El viajero porque ya es mediodía, toma un vermú sentado frente al Monasterio. La contemplación de tanta belleza, es otra manera de engrandecer el momento donde se aplaca la sed. Pide unas aceitunas y le dicen que no tienen, pero que le pueden traer ‘tremoços’ que es como en Portugal les llaman a los altramuces.

Reemprende viaje. Cruza los pinares que sembró el rey don Dinis, el rey agricultor y marinero que además, creó la marina portuguesa. Tuvo necesidad de madera y repobló la zona que aún sigue verde y frondosa. El viajero llegó al mediodía a Nazaré…

¿Qué puede hacer el viajero en Nazaré? Lo primero buscar un lugar donde comer porque es la hora. Y busca y están completos y lo mandan a otro sitio, y es un acierto, porque se encuentra con otros viajeros y se entera que tienen amigos comunes, y entonces uno piensa en la pequeñez de mundo.

El viajero cuando mira de frente al mar, recuerda una tarde en Sines. El  mar entonces era azul intenso y Magallanes, en piedra, miraba al infinito del horizonte en el Océano. Ahora arrecia el viento y contempla como levanta la arena fina y a la gente que hace deporte sobre las olas.

Por la tarde, se acerca a Alcobaça. Es el primer monasterio cisterciense construido en Portugal. Es también la tumba de los amores de Pedro I e Inés de Castro asesinada en el castillo de Montemor o Velho por orden de Alfonso IV, que veía con enorme preocupación sus amores con el Infante. Tragedia…



                   Monasterio de Alcobaça (Abadía Cisterciense)




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