El limón es un tesoro natural.
Está al alcance de la mano. España es uno de los máximos exportadores mundiales
y se producen en Andalucía y Murcia. Originario del Sudeste de Asia, está
extendido por todas las zonas templadas el Planeta.
Tiene en su composición, ácido
cítrico muy beneficioso para la salud, y en la piel, pectinas empleadas en la
industria, sobre todo, en la de cosmética. Es una fruta curativa por excelencia
y proporciona al organismo vitaminas, elimina toxinas y combate de manera muy
eficaz a las bacterias.
Desintoxica el organismo,
elimina toxinas, potencia el funcionamiento del hígado al que ayuda a
metabolizar los alimentos y a aligerar las digestiones pesadas.
El uso del limón está muy
valorado en la cocina. No hay que olvidar que el limón es el aditivo natural
más poderoso. Sirve para aderezar ciertos alimentos a los que da un toque
especial y proporciona esencia y aroma, si bien, usado en exceso puede acarrear
un problema de adulteración del propio alimento. Se emplea con gran éxito en
repostería, confituras y licores
Hay otra manera de consumo. Es
fácil, muy beneficiosa y asequible. Un zumo de limón disuelto en agua y
endulzado con un poco de miel, (le ayuda a que se note menos el sabor ácido
porque lo mitiga) cada mañana es una profilaxis (ayuda a prevenir) contra los
resfriados ahora que por cambios de climatología los fríos casi están llamando
a la puerta. Es una manera muy eficaz de luchar contra los constipados que
llegan sin avisar.
El ácido cítrico está también
presentes en otras frutas como las naranjas pero con más fuerza en los limones
y las limas. En Málaga la zona más productora de limones son el Valle del
Guadalhorce, lo que siempre se conoció como Hoya de Málaga, algo en Estepona y
en la zona de Benamargosa, en la Axarquía donde está cediendo terreno a las
frutas tropicales que dan una rentabilidad superior.
El árbol que lo produce, el
limonero, desarrolla una copa grande, posee una belleza natural grande, con un verdor intenso y lleno de frondosidad y
da varias cosechas al año, según la variedad, que pueden cambiar de nombre pero
no de calidad en su acidez. Como contrapunto tiene su sensibilidad a los fríos
y a las heladas que lo hace vulnerable en algunos meses de invierno, entre
diciembre y marzo.
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