Con la llegada del otoño se
renueva el huerto. Bueno, no se trata de una renovación al uso, sino que se
planta lo que es propio de la estación que este año viene seca, demasiado seca.
No ha caído ni gota y el campo lo canta desde lejos.
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Dame, le dije al chaval que me atendió en la
tienda de productos agrícolas: semillas de rábanos, rabanillas, zanahorias,
habas, puerros…
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Puerros, no.
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¿Y eso?
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Porque vas tarde. Esos, a finales de agosto,
como las cebollas de tallo y las alcachofas, pero ya vas con retraso. Tendrás
mucha cava y poco provecho. Y uno hace caso al que sabe…
He preparado la tierra. De
hecho ya la tenía preparada y solo ha sido echarle unas carrilladas de
estiércol, abundantes y ‘jarabe’ de chapulina, mucho jarabe, o sea cava honda para remover la tierra de
fondo.
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¿No te han dado nada contra las hormigas? me
pregunta mi vecino Cristóbal - por cierto, un tío servicial y cabal de los
pies a la cabeza - las puñeteras se
llevan las semillas y cuando te vienes a dar cuenta, no nacen porque la tierra
está vacía.
Vuelvo a la tienda… Les digo
que tengo las plantones ecológicos y que no quiero nada que no lo sea. Me dan
un producto, me dicen que lo es, y que la manera de aplicarlo es esparcirlo,
espolvoreado por el perímetro del
cuadrado donde deben germinar, crecer y, luego fructificar las semillas.
Le digo que las lechugas están
preciosas, y las alcachofas, también…
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Para la luna nueva del mes que viene, seguro que
ya tienes…
Naturalmente me lo creo. Yo me
creo casi todas las cosas, aunque algunas – hay que ser sincero – cuestan más
que otras.
Me siento en un borde y
recuerdo la conversación de hace unos días con mi nieto pequeño – nueve años y
crianza en la Villa y Corte - que es un pillo de cuidado.
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Tengo muchas ganas de verte, le dije.
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Y yo a ti también, me respondió.
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No te creo ni puesto en cruz.
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Pues cree en mí, me respondió, y ante eso, uno
necesariamente, obligatoriamente, hace profesión de fe y traga saliva y se
pregunta ¿Por qué puñetas tiene que estar tan lejos? cuando yo lo necesito
tanto…
Lo mismo diría yo. Genial!
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