Con la llegada del otoño
aparecen las almecinas, los tordos en los cañaverales, los estorninos en el
campanario, las grajillas en los olivares, los pichis que vienen a pasar el
invierno, las castañas, las bellotas… y cuando Dios quería, y no nos tenía
dejados de su mano como parece que ha hecho ahora (debe ser porque le creamos
tantos problemas que no sabe a dónde acudir…) la lluvia que regaba el campo.
En otoño maduraban también las
granadas en los vallados, las naranjas, las limas – no las del Caribe, no, no;
las otras – que con los primeros fríos tomaban su color propio, los membrillos,
y los caquis…
Un año, Juan “el Trueno”, vendedor ambulante compró
una partida de caquis en el Hoyo del Conde y fue a venderlos por el arroyo del
Aljibe, el Algarrobo, Pozo Viejo… Vamos, su campo de acción. Por allí, el caqui
era desconocido y él, Juan, en el ingenio innato que Dios le había dado
pregonaba, a voz en grito:
-
“Tomates
de la India”, traigo tomates de la India….
Cuando volvió por la zona
pasado un tiempo, una de las clientas le estepó:
-
Juan, no traigas más tomates de la India, que a
mi gente no le han gustado ni fritos, ni con vinagre, ni con huevos, ni con
bacalao…
El caqui al que también se le
conoce como palosanto es una baya de sabor dulce, muy dulce cuando está maduro
pero un poco rasposo si no ha llegado a su madurez óptima. El árbol pierde la
hoja en invierno por lo que ofrece una visión muy peculiar si no se ha
recolectado el fruto que se ve maduro en las ramas desnudas.
Se puede comer como fruta
fresca que es lo más normal, y también en mermeladas o en puré y para evitar su
decoloración se le puede añadir zumo de limón que es antioxidante. Al ser una
fruta de temporada solo se encuentra en otoño y no aparece en el mercado en el
resto del año. Hay diferentes variedades que se identifican con su lugar de
procedencia como Japón, China, o de Virginia en Estados Unidos.
A mí, un amigo que vive en esa tierra
lejana pero hermana – en los dos sitios queremos a la misma Madre - donde el
Múrtiga besa España y Portugal, y le ponen por nombre Flores, hace unos días,
se dejó caer con estos…¡Oigan, deleite de dioses!
No hay comentarios:
Publicar un comentario