lunes, 25 de octubre de 2021

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Caquis

 

 


Con la llegada del otoño aparecen las almecinas, los tordos en los cañaverales, los estorninos en el campanario, las grajillas en los olivares, los pichis que vienen a pasar el invierno, las castañas, las bellotas… y cuando Dios quería, y no nos tenía dejados de su mano como parece que ha hecho ahora (debe ser porque le creamos tantos problemas que no sabe a dónde acudir…) la lluvia que regaba el campo.

En otoño maduraban también las granadas en los vallados, las naranjas, las limas – no las del Caribe, no, no; las otras – que con los primeros fríos tomaban su color propio, los membrillos,  y los caquis…

Un año, Juan “el Trueno”, vendedor ambulante compró una partida de caquis en el Hoyo del Conde y fue a venderlos por el arroyo del Aljibe, el Algarrobo, Pozo Viejo… Vamos, su campo de acción. Por allí, el caqui era desconocido y él, Juan, en el ingenio innato que Dios le había dado pregonaba, a voz en grito:

-         Tomates de la India”, traigo tomates de  la India….

Cuando volvió por la zona pasado un tiempo, una de las clientas le estepó:

-         Juan, no traigas más tomates de la India, que a mi gente no le han gustado ni fritos, ni con vinagre, ni con huevos, ni con bacalao…

El caqui al que también se le conoce como palosanto es una baya de sabor dulce, muy dulce cuando está maduro pero un poco rasposo si no ha llegado a su madurez óptima. El árbol pierde la hoja en invierno por lo que ofrece una visión muy peculiar si no se ha recolectado el fruto que se ve maduro en las ramas desnudas.

Se puede comer como fruta fresca que es lo más normal, y también en mermeladas o en puré y para evitar su decoloración se le puede añadir zumo de limón que es antioxidante. Al ser una fruta de temporada solo se encuentra en otoño y no aparece en el mercado en el resto del año. Hay diferentes variedades que se identifican con su lugar de procedencia como Japón, China, o de Virginia en Estados Unidos.

A mí, un amigo que vive en esa tierra lejana pero hermana – en los dos sitios queremos a la misma Madre - donde el Múrtiga besa España y Portugal, y le ponen por nombre Flores, hace unos días, se dejó caer con estos…¡Oigan, deleite de dioses!






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