Desde Torres Vedras la autopista
es una gozada: amplia, curvas muy
suaves, el piso excelente... Portugal tiene unas magníficas autopistas. El Plan
Marshall le dejó un legado en muchos aspectos inmejorables. Luego, entre
matorrales y bosques tupidos, una desviación a
la derecha…
En Fátima todos los caminos
conducen a la basílica, aunque al viajero le cuesta encontrar el que lleva al
hotel donde debe reponer las fuerzas gastadas en el camino. Al caer la tarde,
la fatiga se nota y la mente está poco lúcida. Son tantas las sensaciones
vividas que cuesta encontrar la senda precisa. Como en la vida, muchas veredas
confluyen en un mismo sitio. ¿Cuál es la acertada?
Con la noche cerrada, el
viajero acude a la basílica. Es otoño, y el gentío muy numeroso. Se sienta en
uno de los escalones y piensa que él quiere para sí solo una parte de la fe de
esas personas que elevan al aire sus velas protegidas de la brisa en un vaso de
plástico. Rezan en portugués, en francés, en español, en alemán… Una voz femenina
lo hace en vietnamita. Es una voz preciosa, cantarina, con una melodía
diferente. Rompe con la ronquedad de las otras lenguas.
Cuando termina la procesión –
en la cabecera va una cruz luminosa – continúan rezos y bendiciones. La gente,
poco a poco, se retira. Él también lo hace. Piensa y no comparte, nada aunque
respeta profundamente, a esa gente que de rodillas cruza toda la explanada.
Piensa (¿todos no van a estar equivocados?) y piensa. No encuentra…
Cuando amanece al día siguiente,
la mañana está agradable. El viajero sube al ‘Calvario húngaro’. No hace calor.
La brisa suave hace el camino
placentero. Está rodeado de olivos en tierras sin cultivar y encinas, algunas
bellotas maduras esparcidas por el suelo. La ascensión por el camino del
Viacrucis orillado por las estaciones, invita a meditar y a gozar del paisaje.
Un colegio de chiquillos juegan y alborotan, dentro de un orden. Luego se
dirige a las casas donde vivieron Lucía, Francisco y Jacinta.
La pobreza en los tiempos de
aquellos niños debió ser enorme… Ahora ve como se mercantiliza todo, como el
dinero lo mueve casi todo, como un materialismo potente lucha contra las
creencias de miles de personas y se impone en tenderetes que ofrecen servilletas, manteles,
paños de cocina… Los escaparates de las tiendas abarrotados de imágenes. Se le
va la mente hacia aquellos mercaderes del templo…
Recibido, aceptado. Gracias
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