Su nombre está estos días en los
medios de comunicación, no porque hayan
querido ponderar y valorar su obra, sino por el vilipendio entre políticos. Han
dado su nombre - ¡veremos lo que dura! – a un reciente hospital de Madrid.
Se llamaba Isabel Zendal. Nació
en 1717, y murió en Puebla de los
Ángeles (México), olvidada. Fue la
segunda hija y la única niña de su pueblo, que en su tiempo, acudió a la
escuela con el párroco. Su pueblo natal, la parroquia de Santa María de Parada,
en el municipio de Órdenes entre Santiago y La Coruña. Terreno de esquistos,
tremedales y cultivos de grelos, nabos y maíz . Sus padres, campesinos ‘pobres
de solemnidad’.
Infancia dura y mísera. Con trece
años, muere su madre de viruela. Con veinte, entra trabajar en el Hospital de
Caridad de La Coruña fundado por Teresa Herrera como ayudante; luego, rectora.
Madre soltera con veintidós años, lucha contra todas las adversidades y cría a
su hijo, que va a permanecer siempre a su lado. En 1800 es rectora de la
Inclusa de La Coruña, con un salario mensual de cincuenta reales y una libra de
pan diario.
El rey Carlos IV, (España no fue
solo a vender esclavos y a matar indios) crea la Expedición Filantrópica para
llevar la vacuna contra la viruela a América. Al mando de la expedición va el
médico – otro héroe, en el olvido - Francisco Javier Balmis. Veintidós niños
(no va ninguna niña) serán los portadores para la transmisión de la vacuna. Una
mujer, que hará de madre y de auxilio de los niños, va en la expedición. Era
Isabel Zendal, con ella, su propio hijo.
En 1803, en el barco María
Pita – otra mujer – parten de La Coruña, pasan por Santa Cruz de Tenerife.
Permanecen un mes vacunando. En 1804 ponen rumbo a Puerto Rico a donde llegan
en febrero; luego, Acapulco y después en
el Magallanes a Filipinas. Llegan a Manila en abril de 1805. En 1809 regresan
a México. Isabel pide que se le abone a su hijo la pensión a la que tiene
derecho. El espabilado de turno se la birla… No regresan a España. Ya no se
sabe nada de ella.
La Organización Mundial de la
Salud, la reconoce como la primera enfermera de la historia en misión
internacional. En España, casi una desconocida a pesar de su labor
inconmensurable. Se llamaba Isabel, nació pobre y murió pobre, a caballo entre
los siglos XVIII y XIX.
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