lunes, 21 de diciembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Pastorales, Meceeros y Tontos (VII)

 

 

 


 

Las pandas salían a recorrer el campo – ‘partío de verdiales’- pasada la Nochebuena, y en torno al día 28, día de los Santos Inocentes o de los Tontos, confluían en la ermita de la Virgen de los Dolores. Según Bisset, salían a pedir limosna – no comparto totalmente esa aseveración, pero ni soy experto, ni conocedor en profundidad de la materia para afirmarlo o negarlo, ‘doctores tiene la iglesia’ – para las ánimas benditas.

Dice la antropología, que la celebración del Solsticio de invierno era una manera de protegerse la comunidad contra el regreso de los muertos. Se constituyeron cofradías para dar culto a los difuntos, y el concilio de Trento impulsó el culto a las Ánimas benditas del Purgatorio. La iglesia prohibió las mascaradas en los templos y fomentó además con la creación de cofradías, la celebración de las fiesta de los Inocentes, organizando por las noches bailes subastados, para recaudar fondos y en los que los hombres pujaban por la compañera de cada baile…

Pasado el tiempo, apareció la Fiesta de los Tontos y por ‘tonto’ se conoce a cada uno de los festeros que componen las pandas. Tienen su vocabulario propio: paseíllo, luchas, choque, caracola, abanderado, roaillas, mudanza, rifa, chorreaos…, y otro compartido: crótalo, guitarra, laúd, vihuela – dicen que la agregó, José Rojas, natural de Alozaina al estilo ‘Montes’, cuando se fue a vivir allí – violín, platillos

Juan Martín, “el Capitán”, por cierto, esta letra es suya: “En el arroyo Rabanero / el dinero es el que pita / se echa una novia un obrero / y viene un rico y se la quita”, me dijo que en el estilo ‘Almogía’ se integraban: las Yeseras de Cártama, Cuesta de los Pablos, Majavieja, Ermita de las Cruces, Álora, El Chopo, Las Moras, Arroyo Ancón,  La Madrileña, Los Lantiscares, Espinazo, Chozas del Cerro, Lomas de Rojas, el Torcal por Jévar, Villanueva de la Concepción, Ermita de Jévar  las Palomas…

El toque, me dijo también, que se diferencia de los demás por el repique de los palillos y el punteo del violín que antes hacía la guitarra…

“Agarrate que te caes / a la rama de un abarcoque / que vale más un lagareño / que veinticinco perotes”. Donde las dan, las toman…

 

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