Las pandas salían a recorrer el
campo – ‘partío de verdiales’- pasada la Nochebuena, y en torno al día
28, día de los Santos Inocentes o de los Tontos, confluían en la ermita
de la Virgen de los Dolores. Según Bisset, salían a pedir limosna – no comparto
totalmente esa aseveración, pero ni soy experto, ni conocedor en profundidad de
la materia para afirmarlo o negarlo, ‘doctores tiene la iglesia’ – para las
ánimas benditas.
Dice la antropología, que la
celebración del Solsticio de invierno era una manera de protegerse la comunidad
contra el regreso de los muertos. Se constituyeron cofradías para dar culto a
los difuntos, y el concilio de Trento impulsó el culto a las Ánimas benditas
del Purgatorio. La iglesia prohibió las mascaradas en los templos y fomentó además
con la creación de cofradías, la celebración de las fiesta de los Inocentes,
organizando por las noches bailes subastados, para recaudar fondos y en los que
los hombres pujaban por la compañera de cada baile…
Pasado el tiempo, apareció la
Fiesta de los Tontos y por ‘tonto’ se conoce a cada uno de los festeros
que componen las pandas. Tienen su vocabulario propio: paseíllo, luchas,
choque, caracola, abanderado, roaillas, mudanza, rifa, chorreaos…, y otro
compartido: crótalo, guitarra, laúd, vihuela – dicen que la agregó, José
Rojas, natural de Alozaina al estilo ‘Montes’, cuando se fue a vivir allí – violín,
platillos…
Juan Martín, “el Capitán”, por
cierto, esta letra es suya: “En el arroyo Rabanero / el dinero es el que
pita / se echa una novia un obrero / y viene un rico y se la quita”, me
dijo que en el estilo ‘Almogía’ se integraban: las Yeseras de Cártama, Cuesta
de los Pablos, Majavieja, Ermita de las Cruces, Álora, El Chopo, Las Moras,
Arroyo Ancón, La Madrileña, Los
Lantiscares, Espinazo, Chozas del Cerro, Lomas de Rojas, el Torcal por Jévar,
Villanueva de la Concepción, Ermita de Jévar
las Palomas…
El toque, me dijo también, que se
diferencia de los demás por el repique de los palillos y el punteo del violín
que antes hacía la guitarra…
“Agarrate que te caes / a la rama
de un abarcoque / que vale más un lagareño / que veinticinco perotes”. Donde las
dan, las toman…
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