miércoles, 9 de diciembre de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Amor, Paz, Madre


Dicen que todo comenzó sobre la segunda mitad del siglo VIII a. C. (Año más o año menos, que tampoco es cuestión de andarse con averiguaciones). O sea, que vino el cambio. Un cambio de los gordos, de esos que hace que las cosas, a partir de él, ya no sean como eran antes.

Los hombres de aquellos tiempos, algunos hombres, - unos más que otros -, en su esencia llevaban impresos tres anhelos: amor, paz y madre. Aquellos hombres tenían un  alma -  como nosotros - y deseaban transmitir los sentimientos que emanaban de ella,  a sus semejantes. La única manera que tenían de comunicarlos era con la palabra y esa, la cantaban para que así  llegase y perdurase en las otras almas que la recibían.

Miren por dónde, alguien (de quien no sabemos su nombre), va y se le ocurre inventar el alfabeto. Fue una evolución apacible. A partir de ahí, pensamiento, lenguaje y memoria, llegaría  a los otros semejantes. Se podría imprimir en el testero de una cueva, o en un papiro que otras manos llevarían a otros hombres, que también sabían de madre, paz y amor.

Todos no admitieron aquella innovación de manera generosa. Costó. Ya nada volvería a ser igual. La comunicación tendría una manera de perdurar, y no sería en canciones perdidas en el viento. No. Algunos, probablemente, hasta pondrían oposición al nuevo invento que venía a transformar la humanidad. Con la escritura quedaba atrás la Prehistoria, y el hombre entraba en la Historia…¡Qué cosas! Los primeros testimonios escritos… Así sabrían lo que en otros pueblos significaban: paz, madre y amor…

Claro que hubo, como cuando alguien inventó la rueda, quien pensó que todo aquello era decadente y que era mejor llevar el menhir sobre unos troncos rodados o sobre las propias espaldas con sacrificios descomunales… Los detractores apocalípticos, han existido en todos tiempos.

Se propició el cambio de los tiempos. Tendrían que pasar muchos días, y fue cuando llegó el papel, la imprenta, e internet… Pero desde entonces, ya no se perderían los poemas y eso de juntar las letras del alfabeto, daría resultados tan excelsos, como esos que pregonaban el juego de componer unas con otras y así aparecieron en las palabras escritas: amor, paz, madre…

 

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