Hay quien dice que se puede
cambiar de partido político, de chaqueta, de posición social, de mujer, de
barrio... Hay dos cosas que no se cambian nunca: de cofradía y de equipo de
fútbol. Arranca con la niñez y va con uno en el devenir de la vida.
En algunos pueblos, en Álora
también, los hay de su propia cofradía y además son contrario a ‘la otra’.
La rivalidad de partidarios de “Jesús” y “Dolores” pudo–en un
tiempo muy remoto, ahora probablemente menos – llevarse la palma, hasta el
punto de negarse saludos y la palabra en tiempos de Cuaresma y Pasión.
Confundirlos y asignarle un lugar
en la otra es algo así como una ofensa. En cierta ocasión, le preguntan a
Bartolo:
-
“Tú eres de Jesús o de Dolores”?
-
Digo, ¡preguntarme a mí si soy de Jesús o de
Dolores, cuando yo soy ‘cuasi’ la Virgen…!”
La Virgen de Flores aglutina al
mayor número de devotos. Se puede ser de esta o de aquella cofradía, pero no es
óbice para ser también ‘hermano’ de la Virgen de Flores.
En los años cincuenta, una imagen de la Virgen
de Fátima llega a Málaga. El traslado se hace en avión, oficiales del Ejército
del Aire escoltan a la imagen hasta su llegada a la Plaza de Marina. Se celebra
una función religiosa. Interviene el obispo de la Diócesis, Ángel Herrera Oria
quien dijo que nunca había visto un espectáculo así.
Hasta la capital se llevan a todas
las patronas de los pueblos de la provincia. Las necesidades, muchas, los
medios con que se contaban, pocos. El traslado se hizo en un camión hasta la
concentración en el parque de Málaga. Todos vociferan, vitorean a la ‘suya’.
Hablaban y pregonaban de la capacidad de ‘su’ imagen para solucionar los
problemas.
-
“Tó es pa ná -
vociferó a pleno pulmón, para que llegase a todos los oídos - la Virgen de
Flores trabá - hace más milagros que toas juntas.”
Diego, era recio, noble, generoso
y buen vecino. De él se cuenta, también, que en la guerra del Rif lo enviaron a
una misión sumamente peligrosa. Antes de partir el ‘pater’ le manda
arrodillarse para darle la bendición absolutaria ante la posibilidad real de
muerte en la misiva.
-
Esa,- replicó
- te la echas tú en los c…
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