domingo, 8 de marzo de 2020

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Imprudencias




                                    


                                     
Cuando estudiábamos el catecismo nos decían que las Virtudes Teologales eran tres: Fe, Esperanza y Caridad. La cardinales, cuatro: Prudencia, Justicia, Fortaleza y Templanza. Ahora no sé si eso se estudia en alguna parte, o quedó como el recuerdo de un pasado lejano.

Un teólogo moderno dijo que la Fe era dar un salto en el vacío. El teólogo no iba descaminado – por supuesto yo no soy nadie para juzgar a un teólogo- cuando apuntaba a eso que nos espera, porque no sabemos que nos vamos  a encontrar cuando termine el salto y se llegue a dónde hay que llegar.

Con esto del virus, porque ¿ustedes se han enterado que anda un virus por ahí haciendo de las suyas y asustando al personal más de la cuenta, verdad?, pues a lo que iba, con esto del bichito malo, las autoridades andan de cabeza en la búsqueda de tomar medidas para  frenarlo. Son decisiones de mayor o menor calado. Cierre de escuelas (a ver qué hacen los niños si los padres trabajan fuera y no hay nadie que eche una mano), universidades, fábricas….

Otras,  más domésticas. En las iglesias se aconseja no estrecharse las manos cuando se llega al rito de ‘darse la paz’ o de suprimir los besamanos  y besapiés a Vírgenes y Cristos. Recomiendan una inclinación de cabeza en señal de respeto y acatamiento. Hasta ahí no se rompe ningún platito pintado.

Es algo que entra en la prudencia. Pero miren por donde, se ven expresiones en los medios de comunicación revelándose sin aceptar algo tan simple. He escuchado un disparate de tal calibre como decir que eso es ir contra su fe. ¡Vivir para ver!

Recuerdo ahora, que una de las medidas que adoptó el Concilio Vaticano II fue suprimir el ayuno antes de comulgar. La reducción de veinticuatro horas pasó a tres, y luego a una, y luego… bueno.  Una beata cortó por lo sano. “Pues yo lo guardo, y si se quiere condenar, que se condene el Papa”. Ahora la postura quizá no llegue - ¿ o sí? tan lejos y lo que se está con esa posible desobediencia es  en una clara postura de imprudencia.


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