“La libertad, Sancho, es uno de
los más preciados dones, que a los hombres dieron los cielos”. Lo dejó escrito
en ese libro que mucha gente no ha tenido la molestia de leer. ¿Para qué? ¡Mira que si aprenden algo y se lo
llevan puesto! (Don Quijote de la Mancha,
Segunda. Parte. Cap. LVIII).
Lo dejó dicho don Miguel, don
Miguel de Cervantes Saavedra, por santo y seña, por si alguien de los
iluminados que ahora florecen como los espárragos, tiesos y con espinas, piensa
que es otro. Lo dejó tan clarito que habría de ponerlo en muchas esquinas para
que la gente lo lea con solo verlo y lo haga suyo, si lo tiene a bien, claro.
Ángel Idígoras – conjuntamente
con su hermano Pachi – es uno de los humoristas más finos, más sutil y más
agudo que ha dado Málaga. A Ángel se le
ha ocurrido ilustrar una esquina con una viñeta suya. Le ha puesto un verso de
Vicente Aleixandre, el nobel de Literatura vio a Málaga como la ‘ciudad del
paraíso’. El verso dice: “la memoria del hombre está en sus besos”.
Torquemada está vivo.
Desgraciadamente vive. Un pintorreo en la viñeta pregunta que dónde está la memoria de las mujeres.
¿Hay un ser más sublime en la Creación que la mujer? Dios la escogió para
Madre. Quien quiera que venga y lo mejore.
Idígoras ha borrado la viñeta y
la esquina ha vuelto al empobrecimiento de una esquina cualquiera. Del arte de
Aleixandre e Idígoras al ladrillo vulgar. ¡Una pena! Ahora, probablemente, se
levante la polémica que será tan efímera como la sombra que deja al pasar el
vuelo de una gaviota.
Hay ciudades embellecidas –
Moguer, sin ir más lejos – con azulejos donde se recogen fragmentos de la obra
universal de Juan Ramón. En otras, recuerdan pasajes, citas históricas,
apuntes, personajes que dejaron su huella…
En ésta, en esta Málaga ‘madre
para todos y madrastra para mí” parece que no, que no es posible. Lagunillas
que iba tener una esquina de referencia, ahora se queda con el vacío y el mal
sabor de boca. Lo impone la intransigencia. Torquemada lo ha querido. Ha
impuesto, como en aquel tiempo, una ley de intolerancia y silencio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario