Córdoba tiene un Jardín
Botánico junto al río Grande. El río que nace entre las Sierras de Pozo y
Cazorla, y cruza mares de olivos, y llega a otro mar donde ya no se sabe si es
una masa que fue salada y se convierte en dulce o al revés…
Ese mar en el que, cada tarde, el sol juega al
escondite en el horizontes, y dicen que, cansado, se va a América… ¡América, América! A donde
fue tanto, y desde donde nos vino tanto…
Ese río baña los pies del
Botánico de Córdoba… Un remanso de verde y paz; de silencio y sosiego. Solo hay
que sentarse un rato y dejar que corra el tiempo. Un lugar donde cantan los pájaros y en las
mañanas soleadas de verano uno se transporta a otro mundo, porque aunque no lo
parezca, hay otro mundo casi en la puerta de la casa.
Abderramán sembró de almendros
los alrededores de Medina Azahara para que los meses de invierno el campo se vistiese de
nieve de pétalos y su favorita perdiese un poco de añoranza de la cumbres
blancas de su Sierra Nevada…
Bueno. Tenía interés por
contactar con alguno de los jardineros de la rosaleda del Botánico. Fui
temprano; lo busqué; le conté el problema y el hombre me dijo del porqué, y de
otras causas, y los remedios. (Por cierto, aviso a navegantes: Paco Navarro y Juan
Blanco, urge cambiar el sistema de riego de mi pequeña rosaleda, así que el
lunes, estamos colocados).
El Botánico es una pequeña
joya. Riqueza de árboles y arbustos, museos interactivos, un paseo por las
épocas medievales y renacentistas, exhibición de flora de todas las partes del
mundo y, por supuesto de la nuestra…
Arboretum – más de doscientas
especies leñosas - complementado con
algo excepcional: un museo de etnobotánica. Muestra la evolución desde el
inicio de la aparición del hombre sobre la tierra hasta la época de los grandes
descubrimientos y expediciones científicas al Nuevo Mundo…
El maestro Barbeito me llama.
Le digo donde estoy; me manda a reponer fuerzas en la Bodega Campos - al maestro Barbeito hay que hacerle caso
siempre. Le hago – en la calle Lineros, entre una decoración original y
exquisita; la cocina, en consonancia. Hay días que con cualquier cosilla los
llena uno…
Siempre es un acierto Bodegas Campos. Otro día, no lo olvides, vete a la bodega El Pisto, sabor taurino por todas partes, a degustar el mejor flamenquín del mundo. Creo que está en la Plaza de San Miguel.
ResponderEliminarTe haré caso; quien obedece nunca se equivoca. Un abrazo
EliminarY rematamos en El Olivo. Maravilla. Saludos.
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