“Y a la mar, maera / y a la Virgen, cirios”. Han cruzado el
rebalaje los pueblos de la orilla marinera. Se han echado a la mar. Han puesto
el pequeño trono sobre traíñas, barcas de pesca, otras barcas con nombres de
mujer…. Los marengos metidos en agua; la gente en la orilla…
El trono, en la mínima cubierta; luego, se ha adentrado en
la mar. Se hinca el sol en el horizonte… Una voz larga, aguda pregona: “Carmen,
Carmen, Carmen…”; y, el coro contesta: “guapa, guapa, guapa…”. Luces en el
cielo. Luces de otras barcas que acompañan. Hay murmullo de voces en la lengua
del agua.
“Dice una voz marinera / quién
me presta una patera / para poder rescatar / marineros que en faena / no
pudieron regresar…” Reina y Señora del mar. De la mar abierta en noches de levante;
en noches donde se vinieron encima el
temporal y las olas, ¡ay, las olas de la
mar bravía…! Y, todo eso, que se sabe
que viene, y que está ahí.
Hay otros, Madre del Carmen,
que la igual nunca han sabido de ti. Vienen en pateras – otras pateras –
buscaban esa oportunidad que nunca habían tenido… Ya ves, Carmen Divina, ahí
tienes faena. Ahí hacen falta redes,
otras redes que se llaman Justicia.
Algunos la han olvidado en no se sabe dónde…
Y recuerdo, también esa voz
ronca, bueno una, no; muchas voces que cantaban eso de “Salve, Estrella
marinera… El día pone fin; la gente de
uniforme le canta en proa a su Virgen en
esa oración - Santa Teresa decía que
cantar es rezar dos veces – que se canta cuando se sabe que Ella es iris de
aventura, fénix de hermosura, Madre del
Divino Amor.
“¿Adónde va ese barquito / que cruza la mar serena?” No lo sé. Juan
Mostazo y Joaquín de la Oliva decían en ‘Las carceleras del Puerto’ que si para
Almería que si para Cartagena. Da lo
mismo. Lo que sí sé es dónde va
el barquito del cariño a mi amigo Paco Rengel. De su mano, viví algunas cosas que
cuento… El barquito, en su sitio. No se lo ha tragado el horizonte del olvido.
Qué hermoso lo que le has dedicado a tu amigo Paco Rengel, Pepe... Qué hermosa postal literaria.
ResponderEliminarDile a la Virgen del Carmen
que no se olvide de mí
si me pierdo en esos mares...
Pues anda que lo tuyo, Maestro... ¡Qué maravilla!
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