Dice el Libro que Moisés subió
al Sinaí; departía con Dios. Allí supo que, en las cumbres, Dios y el viento van de la mano. Dios le esculpió
en piedra, dos tablas. Tenían marcado diez preceptos; las llamaron las Tablas de la Ley.
Bajó Moisés una mañana, y
cuando llegó al valle se encontró que el publiquito harto de esperar había
hecho un dios de oro, a manera de becerro; lo adoraban. Entonces Moisés que no
debía ser pan comido, montó en cólera y estrelló las Tablas contra el suelo.
No sé qué haría Moisés si viese
algunas cosas del publiquito, otro publiquito, que vive en otros sitios y que se
ha puesto a adorar a otros ídolos que tienen los pies de barro aunque ellos
pretendían hacerse de oro.
La prensa quema; la televisión,
también. No se queda atrás la radio… No es por el calor de julio. No, no.
Tampoco tienen que ver esas noticias con lo que
se llaman serpientes de verano… A mí la serpiente - no por serpiente
- que más me gusta es la que se pierde
por los paisajes bellísimos de Francia en estas siestas del Tour.
La noticia de un tiro casi con
las primeras luces del día en la Sierra Morena cordobesa ha llenado los
telediarios. No ha sido ni por el sitio, ni por el tiro. Por supuesto que no.
Ha sido porque quien apretó el gatillo que antes apretó, hasta la asfixia la
economía a algunos que quisieron más o que fueron unos incautos… ¡vaya usted a
saber! Y, él, el hombre de tanto oro terminó
con el barro de sus pies demolido.
Al fútbol le han metido un gol
pero con el portero amarrado… Hace años que uno perdió algunas inocencias y
entre ellas esa de creer que todo el mundo es bueno y que son errores humanos y
que pañitos calientes… Toda una trama de llenarse los bolsillos.
Algunos deseaban ver hombres
vestidos de verde por la Diagonal de Barcelona. Han ido otros ‘verdes’ -ayer, de paisano- no por la Diagonal sino a
sedes oficiales de mucho renombre. No iban de turismo cultural. Buscaban papeles del tres por ciento. .. ¡Qué ilusos!
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