Aceituna de mesa: Variedad, manzanilla aloreña.
28 de septiembre, jueves. Es
tiempo y momento. Viene cuando el verano entrega los trastes de matar al otoño.
Es decir, desde finales de agosto las muy tempranas a finales de septiembre,
según la climatología, o sea si se presentan lluvias – casi siempre, a modo de
tormentas – y entonces alcanza un calibre de mayor proporción.
Es la aceituna ideal para
consumirse en la mesa. Sus propiedades organolécticas – ojú con la palabrita-
le concede una preeminencia sobre otras variedades. Su pulpa sabrosa y
excelente y la facilidad para despegarla del hueso la hacen que domine el
mercado dentro de las variedades que se conocen como aceitunas de aderezo y
consumo en fresco.
Conversaban, hace unos días,
dos agricultores, en la barra del bar y se decían que el año no ha venido bueno
como todos deseaban.
- ¿Cómo está tu aceituna?
- Menuda
- ¿Y eso?
- Hombre, yo tengo un olivar;
no un gallinero
El calibre alto hace que
alcance unos precios excelentes. Este año por mor de la sequía eso no se ha
conseguido ni en las fechas que estamos ya pueda lograse. Al ser una variedad
de aceituna muy temprana, si se prolonga el calor, (no hace falta recordad el
verano tórrido que hemos sufrido) además de quedarse menudas propicia que
pronto se ponga morada por lo que su destino es la molienda.
No ofrece una riqueza de aceite
que sí pueden dar otras variedades: picual, hojiblanca, zorzaleña, marteña…
Según qué comarcas estas variedades, en función de la composición de la tierra
y el clima, tienen mayor o menor arraigo.
La aceituna manzanilla aloreña,
única aceituna de mesa con Denominación de origen, es oriunda de Álora,
municipio del vértice norte de lo que antaño se conoció como Hoya de Málaga y
ahora Valle del Guadalhorce. Su cultivo no es exclusivo del municipio sino que
se ha extendido por otros como Alozaina, Casarabonela, Pizarra, Cártama, Guaro, Valle de Addalajís… Su enumeración se
hace larga y siempre puede quedarse algún lugar fuera del listado. No me asiste
ningún sentido excluyente sino solo la limitación de espacio.
Las mejores muestras se
obtienen en olivos centenarios, algunos injertados sobre pie de acebuche. Hay
lugares con aceituna excelentes por las correntías de sus barrancos – esta
variedad no quiere encharcamientos – como Majaluna, la Zurriaga, la Herradura,
Las Pelonas o los olivares de las faldas de El Hacho que unen, a su situación
privilegiada, su orientación a sol naciente.
La manzanilla aloreña
aderezada, joya de aceituna para su consumo en fresco en la mesa, está en su
momento y hora…
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