sábado, 23 de septiembre de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Velas y nardos


                                     


23 de septiembre, sábado. De entrada, si esperas alguna noticia sobre el anhelado hallazgo sobre el robo del Niño Jesús de la Virgen de Flores, lamento desilusionarte. No sé nada. Así que puedes ahorrarte, si te apetece, el resto del artículo. ¿Esperanza? Como la tuya, como la tanta gente; pasa el tiempo;  interrogaciones sin respuestas.

En la noche del viernes al sábado concentración de desagravio. Mucha gente. Pudieron ser más, por supuesto. La iglesia de la Veracruz quedó pequeña. Cultos en su interior; otros, los siguieron desde la calle.  Velas, flores. La Policía Local cortó el tráfico. Era lo sensato ante tanta aglomeración. Al final, hasta se unió la Banda Municipal de Música.

Comentarios para todos los gustos. Medio pueblo sospecha del otro medioy el otro medio pueblo sospecha de quienes sospechan de él. No es un juego de palabras, es solo, poner en negro sobre blanco el desconcierto que impera. Esos son palos de ciego. Probablemente.

Me llaman de Encinasola y me dicen que se podría abrir una colecta entre los dos pueblos y con lo recaudado ofrecerlo a los autores del robo. Le dijo que es ceder a un chantaje. En las redes sociales han abierto algo parecido; ofrecen también dinero. Hay quien arroja la toalla y, en el esfuerzo de la generosidad, propone el contacto con un imaginero de prestigio y hacer un Niño Jesús nuevo...

Todo es desorientación en un mundo donde a la nebulosa de la desorientación se ha unido el desconocimiento de cómo va la investigación. Seguro que las cosas tienen que ser así, pero el deseo de que esta conmoción termite es de tal magnitud que se cruzan por los aires las proposiciones más peregrinas… No sé.

Esta mañana leía a Georges Bernanos, Diario de un cura rural, “el verdadero dolor que sale del hombre, me parece pertenecer en primer lugar a Dios. Trato de recibirlo en mi corazón, hacerlo mío, amarlo”. Cuando lo leí. Volví sobre mis pasos. No es fácil sumirlo. Son días de muchas preguntas. ¿Y si todo esto no es más que un aldabonazo para que descendamos al nivel del suelo, de esas cosas del andar de todos los días donde hay gente, mucha gente que sufre y no les echamos cuenta?

 

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