Benache de Alarcón (Cuenca), el día después del paso de la DANA
4 de septiembre lunes. Las televisiones
nos atiborran con imágenes sobrecogedoras. La DANA, ese monstruo de juego de
palabras, ha asolado parte de España. Entró del mar. Pasó, asoló y dejó su tarjeta
en pueblos comarcas, lugares del mapa de los que casi no sabíamos que existían…
En otros nos falta agua. Empieza
a asomarnos un deje de tristeza, de impotencia, de rabia. Empiezan a sobramos
resignación. La situación en algunos sitios aprieta demasiado. Hay un
sentimiento de frustración y desesperanza. Una pregunta va por el aire ¿Hasta
cuándo?
Vamos a tener que resetear
costumbres. Lugares de mucha agua, demasiado; otros, casi sin ninguna. Hemos
visto cómo pasaban las nubes. “Las tormentas, decía alguien, se desliza por las
sierras y siempre pasan de largo”. No sé. El refranero hace muchos años que acuñó
aquello de septiembre que tenía por norma o secar las fuentes o llevarse las
puentes.
En nuestra tierra no tiene que apretarse
mucho para cumplir esos dichos. Hace años – 28 de septiembre de 2012 – se llevó
el puente de hierro de la estación sobre el Guadalhorce. Una reliquia, a modo
de trozo, está en un cruce de carreteras, un poco más allá, solo un poco de
donde estuvo mucho tiempo para recodarnos cómo era a los caminantes…
En cuanto a las fuentes tampoco
tiene que apretarse mucho. Muchas han perdido el cante del caño que caía sobre
el pilar a donde venían a abrevar pajarillos, tabarros, abejas o caminante
sedientos. Todos pretendían mitigar la sed. Dijo don Antonio Machado que
sabemos para lo que sirve el agua pero no sabemos para qué sirve al sed… ¡En fin!
Hoy ha sido el día que ha
seguido al paso de la DANA. Veo imágenes de Alcanar en Tarragona o de ese
pueblo de Cuenca, Benache de Alarcón. Poco más de cuatrocientos habitantes.
Hasta hoy, el que sigue al desastre de las riadas, su mayor gloria había sido
el dar cama al emperador Carlos V la noche del 26 de abril de 1528 para
pernoctar. Iba camino de Valencia…
Informan en otros lugares de
muertos y desaparecidos. Eso es peor. Mucho peor. También he visto declaraciones
que criticaban la alarma generada por ese aviso dado por internet notificando lo
que podía venir. Ya se sabe: nunca llueve a gusto de todos. En todos los
sentidos, en todos los campos, en todos sitios.
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