martes, 24 de enero de 2023

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Dios tirita

 

 


24 de enero, martes. Dicen los informativos que el termómetro ha bajado un montón de escalones. Dicen, que cuando más baja es cuando viene el alba y apunta el día por detrás de los cerros. Entonces la escarcha se hace presente y casi cruje la yerba debajo de los pies.

Los tópicos cuentan la cosa de otra manera. A saber, “Hace un frío que Dios tirita”, “hace más fríos que lavando nabos”, “cuando el grajo vuela bajo…” Uno que escuchaba la conversación terció en corto y por derecho: pues anda que yo que esta mañana los he visto que venían andando…

Villablino, que está donde Cristo dio las tres voces al pie de la Cantábrica, lleva un montón de días con la estrella de la nieve sobre el nombre. Sobre sus casas y sus calles una nevada soberbia lo tiene blanco como se quedan blancos de ideas a muchos que tendrían que tomar decisiones y no las toman.

Las riberas de los ríos amanecen cubiertas de niebla. Habla el maestro Barbeito de otra niebla que no es la meteorológica sino la que cubre la conciencia. Recuerda a Marta del Castillo. Todos sabemos que esta chica está enterrada bajo la niebla espesa de la injusticia de unos que no cogen el toro por los cuernos y de otros canallas amparados en la más horrendas de las miserias.

España está sumida en un frío intenso. Una parte de España está vacía de gente que se fueron de su tierra porque no tenían servicios. Eso es lo que nos vendieron. Lo que no tenían era para comer y se fueron a buscar el pan muy lejos de aquellas tierras que a ellos le decían ¡tanto! Otra España está vaciada de nobleza de pensamiento y de acción. No se puede explicar de otra manera que cada día nos desayunemos con un crimen horroroso. Ya no solo mueren mujeres adultas. Ahora, también, en la venganza caen criaturas que tenían toda la vida por delante.

¿Cómo se explica esto? Esta mañana oía a alguien que culpaba a la escuela porque era allí donde, según él, tenía que inculcarse la cultura de la tolerancia. No le niego que tenga parte de razón. Solo una parte, por Dios. La escuela será responsable de algunas cosas, pero ¿de otras? Hemos olvidado a la casa y a la familia. Allí se educaba. A lo mejor es que ahora también está bajo otra niebla…

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