Algeciras, al otro lado del Estrecho, África.
26 de enero, jueves. Dicen que
su nombre significa: “isla verde”. Algeciras, desde siempre, está junto al
Estrecho de Gibraltar, con África enfrente, a este lado del Estrecho. Tiene una
hermosa bahía donde se refugiaban los barcos cuando venían los temporales y
donde aguardaban que amainara el mal tiempo para seguir con su navegación.
Desde ayer tarde, - por mor de
un temporal grande - Algeciras está también en otro mapa. Ustedes tendrán versiones
de tropecientos mil colores y pareceres. ¿Un loco? ¿Un fanático? ¿Un inadaptado
social? A lo mejor, un poco y algo más. Da lo mismo. Su nombre ha abierto informativos,
portadas de periódicos, conversaciones en la barra del bar…
Ahora, cuando las aguas vuelvan
a su cauce y comprobemos que no hay nada más viejo que un periódico de ayer, la
ciudad va a seguir en su sitio. Con sus barrios marginales, con los que van de
uno a otro continente, con los que tienen que ganarse el pan con el sudor de su
trabajo, con los que han llegado hasta ella y pensaron que pisaban las puertas
del paraíso, aunque no supiesen nada de la isla verde y esas cosas.
Es difícil, muy difícil, encontrar
explicaciones – dijo Cervantes aquello de la razón de la sinrazón…- que nos
contenten cuando vemos ciertos comportamientos, ciertas maneras actuar, de
echar por alto la vida de los demás o la propia de uno ¿en aras de qué?
Nos han enseñado que Dios es
amor. De los primeros cristianos se dijo aquello de “mirad como se aman”.
Pasado los tiempos a los cristianos se nos han olvidado muchas cosas. Esa
tambíen. En otras religiones – hoy lo he escuchado a dirigentes musulmanes
reiteradamente – el norte de su vida es, también, el amor y la paz. Dios, el de
ellos, el nuestro, el de todos, o sea el mismo, es el dueño de la vida. Solo Él
la puede dar y quitar. Todo lo demás es difícil de justificar.
No creo que esta barbaridad de
Algeciras dure mucho tiempo en el primer plano de la actualidad. Lo olvidaremos
enseguida. Más pronto que tarde, pero si encuentran un sitio donde vendan
sensatez y sentido común, por favor, no se lo guarden, échenlo a los cuatro
vientos y vamos a por él. A los cristianos nos enseñaron que Dios está en todas
partes… y nosotros, a veces, mirando para otros lados. Perdonen: hoy, la actualidad
manda.
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