20 de enero, viernes. Alguien
dijo que el “hombre es un animal de costumbres”. Puede ser. Abrimos la puerta
con la misma mano, colocamos el llavero en el mismo bolsillo, compramos el
mismo periódico, sufrimos con el mismo equipo, vamos al mismo bar…
Desde hace unos años por no sé
qué arte de birlibirloque hay una merma de bares en los que uno se sentía muy a
gusto. Todos tenían un punto diferenciador que ofrecía lo que otros no daban. A
veces, el público era el mismo; el comportamiento, no. En algunos, el tema
convergente la política; en otros, los toros, el fútbol, o simplemente carecían
de una connotación especial.
Han desaparecido amigos con los
que se echaba el rato. Según que hora y según que día. Ya no están los amigos
que sabía que estarían allí. Tampoco, los bares de entonces: el Zalamero, La
Reja, Salvador, el Potro y Mateo del primer café; la Balita con la tertulia de
los sábados… Se fue el sabor, se fue el saber de barra.
En cierta ocasión le escuché decir
a uno de los grandes obispos de Málaga, Don Ramón Buxarrais que el “bar es la
verdadera casa del pueblo”. Don Ramón llevaba más razón que un santo – por
cierto, no lo canonizarán ni lo pondrán en los altares, pero don Ramón es un
santo de los de verdad – cuando veía el bar como el lugar donde se compartían
las vivencias.
Desde hace mucho tiempo, a
media mañana larga, algunos días me escapo al Sol del Río. Tiene un
inconveniente. Hay que coger el coche y ya saben eso de “beben y beben” es para
los peces; para los demás, si te pesca la Guardia Civil, son tres puntos y
trescientos euros de entrada…De ahí para arriba.
Lina, siempre tiene la sonrisa
de acogida, Mariché los ojos de color de la uva moscatel de Almáchar y Ani, una
mano para la cocina que… bueno. Mi amigo Juan y el que suscribe un día
decidimos ‘bautizar’ una nueva tapa con el nombre de “once de enero”. ¿El
contenido? no lo revelo. Eso hay que probarlo con una copa de vino lagareño
y el paisaje que se abre al otro lado de la cristalera.
¿No me creen? ¿Y si les digo
que, enfrente, al otro lado de orilla Álora es poesía hecha pueblo que se
derrama del monte al río?
No hay comentarios:
Publicar un comentario