22 de enero, domingo. Cuando
era joven, de lo que hace mucho tiempo, en Primero de Bachillerato, estudiábamos
Geografía de España – en Segundo, la Universal – y uno, memorizó que los ríos
Mediterráneos eran el Muga, Fluviá, Ter, Tordera, Besós… y los de Cantábrico:
Bidasoa, Urumea…
Estudió, también, que el
territorio estaba dividido en regiones, y éstas, en provincias y las provincias
en comarcas. Supo de los Bergantiños, y del Maresme, y de los Ibores, de la
Lora y la Bureba, de los Yébenes, de la Hoya de Málaga y del Campo Charro y…¡de
la Sagra!
Andando los caminos, después se
encontró con muchas de ellas. Leía los carteles y sentía una alegría
enorme. Uno sentía un placer interior de
quien se reencuentra con un viejo amigo. Alguien lo esperaba desde hacía mucho
tiempo y, sin embargo, no le reprochaba nada.
Algunas de estas comarcas por
aquello de Don Quijote y Cervantes, ya saben, “la del alba sería cuando salió
el caballero de la Venta, tan contento, tan ufano por verse armado caballero
que de puro gozo le reventaban las cinchas del caballo”, y esas cosas.
Un amigo entrañable, le hizo
vivir momentos irrepetibles en La Vera y supo de la Sierra de Tormantos y del
Barco de Ávila, y del Tormes, de las
gargantas de agua helada que bajan de Gredos hasta el Tiétar, que va al Tajo y
de allí a Lisboa que está muy lejos y donde cuentan que Espronceda al entrar en
barco tiró por la borda unas monedas que llevaba en el bolsillo porque “le daba
vergüenza entrar en tan gran ciudad con tan poco dinero” (No dijo nada de un
cheque que guardaba para un baquero de Lisboa).
Ahora, una vez más, ha saltado
a la primera página de los periódicos que se ha averiado la catenaria del AVE en
La Sagra donde no hace mucho el viento también paró el tren y este verano,
kilómetros arriba o abajo, otra incidencia afectó igualmente al invento
prodigioso de la velocidad.
Probablemente, el asunto no
habría pasado de una simple nota si no hubiera algo más detrás. Se da el caso
que en ese tren viajaba y llegó a tarde, el presidente de la Junta que iba a
vender en la feria más importante de Turismo, las excelencias de Andalucía y su
paraíso. No llegó a tiempo porque el tren se retrasó… ¿Habrá una maldición en
La Sagra? (Hay quien dice que falta de inversiones).
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