viernes, 12 de julio de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Rosa entre espinas





Regreso de Madrid. Media tarde, calor de julio. España achicharrada; por aquí, aún llegan las brisas que suben del mar. La carretera, cargada. Parte del tráfico de mercancías ya no utiliza la vía del tren…

Paro para tomar un refrigerio. Lo hago pasada Láchar; mejor, una vez salvada la Fuensanta. Las choperas de la vega, frondosas. Buen servicio. El viajero que viene cansado agradece agradece la amabilidad de quien lo recibe… Reemprendo camino, al poco, Loja. Le doy vueltas al pensamiento…

Desde el Genil el caserío de Loja se agarra a la caliza; pero desde la carretera que la bordea,  por arriba,  la perspectiva es espléndida: la vega del río fértil y feraz; el puente de hierro, entre dos niveles,  permite el paso del tren –cuando por Loja pasaban los trenes que iban a Granada-. La estacion de San Francisco, con un silo grande y desproporcionado rompe el paisaje y compite con los cerros de enfrente. Fue almacén de cereales en tiempos de intervención; la otra, la de Loja, propiamente dicha está ahí en espera de otro tiempo.

En el barrio ‘Alto’ despuntan cúpulas y torres de iglesias: la Encarnación, San Gabriel y Santa Catalina. De punta a punta el caserío blanco se apiña y muestra cómo la carretera pasó, primero por su centro, después un poco más arriba y ¿luego?, luego, más arriba aún, como si estuviese en pugna constante por surcar la piedra de este a oeste o de ocaso a oriente, según mires y convengas, que para el caso que da lo mismo.

“Rosa entre espinas” la llamó la reina Isabel de Castilla. Protagonizó momentos duros en el final del reino nazarí. Ciudad de pugna que cae y se libera, y se libera y vuelve a perder la libertad. Ya sabes lo de las guerras y las ciudades fronterizas...

Si andando caminos, algún día das por la catedral de Sigüenza, como lo hice yo no me acuerdo cuándo,  debes saber que lo que allí dan por enseñar como el Doncel, vino a entregar sus días aquí, cuando en vida era Rodrigo Girón, caballero de Calatrava. Su rey Fernando sufrió serio descalabro y él y otros de su rango obtuvieron billete para pasar a la historia.

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