viernes, 1 de marzo de 2019

Una hoja suelta del cuaderno de bitácora. Murmullo




Hay un runrrún de angelitos desembalados. Huele a purpurina y a netol, a algodón mágico,  a a Tarni-Shield y a productos químicos. Los candelabros y las cabezas de varal tienen que relucir como chorros de plata alpacada; a neftalina y a todo lo que conserva durante mucho tiempo…, ya se sabe.

Huele a humedad el interior de los templos y a cera nueva y a cajas que se abren porque guardan enseres que solo se lucen una vez al año, que comienza en tarde de ensueño y termina en madrugada de cansancio…

Se acerca, está a pedir de mano, la Cuaresma. Hay Cristos esperando y Vírgenes a las que han vestido de otra manera porque como dicen que hay que adaptarse al tiempo litúrgico… Pues eso. Pañuelos con bordados de encaje y rosarios que penden de sus manos. Uno y otro y otro… Y puñales de plata que perforan un pecho de randa…

Hay otro murmullo. En Cádiz, en otros sitios, también,  cantan de carnaval. La gente explota contra lo que dicen que les oprime. Se disfrazan, se ponen unos pelos de colores y vestidos muy raros y llamativos. Luego se echan a la calle. Algunos provocan risa. Otros… en fin la feria.

Corre un tercer murmullo. Todavía no ha comenzado la campaña electoral. ¡Hay qué ver cómo está el patio! Dios Santo cuánta gente necesita un puesto. Claro, con la cosas de comer no se juega y hay mucha olla que huele en el hervor de la cocina y otra que se puede perder. Me acuerdo de Jarcha y aquella letrilla de Encinasola: “Bienaventurados madre, los políticos de oficio / que trabajan para el pueblo, si ello les da beneficio…”

Se iluminan las penumbras de los templos. Hay un pedir de tambores y cornetas (por cierto, algunas de la bandas que acompañan a los tronos todavía no se han enterado que la música es una cosa y el aporreo de tambores, otra), que afinan notas de la marcha que estrenan – de un conocidísimo maestro que no conoce nadie – y que lucirán cuando en la noche de la menos santa de todas las semanas del año salgan a la calle.

Murmullo, rurrún… Como ustedes quieran. Huele a tallos de olivos tiernos, a palmas y  a romero por el suelo. “Hosanna el que viene, en nombre del Señor”



No hay comentarios:

Publicar un comentario