Para Javier, un niño que respeta a los
mirlos
Javier es un niño que tiene los
ojos curiosos y grandes. Javier, casi siempre, va detrás de su hermano Ignacio que es mayor y
guía sus pasos. Javier se asombra por las cosa que él no conoce y presta
atención para enterarse de todo, para informarse de todo, para saber de todo…
Cuando llega al campo siempre
busca a los perros de su vecino Antonio. Los perros se llaman ‘Blanquita’ y ‘León’.
Son perros diferentes a los que Javier
ve en la ciudad grande donde vive. Los perros de la ciudad, porque Javier vive
en una ciudad donde hay muchos, muchos coches, y mucho ruido y la gente corre
de un lugar para otro con mucha prisa, siempre van atados con una cadena. Los
perros de su vecino Antonio, siempre, están sueltos…
Javier va en su búsqueda.
Algunas veces va con su hermano Ignacio y con Pedrito y con Ana porque le da un
poco de reparo, o sea miedo eso de ir solo, y aunque los perros son muy
cariñosos y le mueven el rabo en señal de alegría por el encuentro, él, no
siempre se da a la primera.
Una mañana descubrió un nido de
mirlos. Bueno, él realmente no fue quien lo descubrió, pero cuando lo aupó su abuelo
para que lo viese contempló atónito como había en fondo de una cama caliente
hecha con pequeñas pajitas muy bien trenzadas
tres huevecillos azules moteados de puntitos negros.
Los mirlos se las andan por la
huerta. Al amanecer entonan una sinfonía de cantos para saludar al alba que
llega. No ha roto aún el lubricán y entonces, ellos y todos los demás pájaros:
chamarines, jilgueros, verderones, camachuelos, carboneros… , se enredan a ver
quién puede imponer su canto sobre los demás. Las tórtolas son más perezosas.
Las tórtolas arrullan en las horas de la siesta cuando aprieta la calor; las
palomas, entonces, zurean en el brocal del pozo.
Javier, en su colegio, una
mañana jugó con otros amigos a usar palabras encadenadas y entonces fue dijo:
-
El mirlo que es un pájaro que me lo ha dicho mi
abuelo que sabe mucho de animales….
Y Javier, satisfecho y henchido
por su colaboración, sacó pecho, y cuando su abuelo lo supo, también.
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